Templo de la Purísima Concepción, la joya barroca enclavada en el norte de Guerrero

El arte barroco novohispano tuvo un gran esplendor entre los siglos XVII y XVIII, estilo importado, por supuesto de Europa, con el intento primordial de replicar tanto por los frailes en la Nueva España, como por los españoles peninsulares recién llegados a las tierras americanas, la vida en la Península Ibérica.

Sin embargo, los primeros encomenderos, buscaron la forma de consolidar las nuevas comunidades católicas, entablar las relaciones comerciales y de explotación de recursos, sobre todo en las ciudades o villas con vocación minera como lo fue Taxco y sus alrededores, uno de los más tempranos centros mineros novohispanos.

Aquí es donde comienza a escribirse la historia del templo dedicado a la Purísima Concepción de María, ubicado en el municipio de Pilcaya, en el estado de Guerrero.

Después de que los españoles tomaron Tenochtitlán, Cortés procedió a repartir los señoríos conquistados entre sus soldados españoles. Los poblados de Pilcaya y Chontalcoatlán, que hasta entonces estaban sujetos a Tachco, fueron otorgados en encomienda a Juan de Cabra, esto alrededor de 1524, fue el encomendero junto a los frailes quienes tuvieron la iniciativa de la construcción del templo, una estructura de una sola nave o cuerpo principal, con espacio suficiente para los vecinos, de acuerdo a los archivos, fue una de las parroquias más grandes de la zona, durante su época de construcción.

El término de la obra fue registrado en el archivo parroquial en el año 1536, como todo el barroco novohispano, el templo dedicado a la Purísima Concepción contó con la intervención de frailes y artistas europeos, indígenas, criollos y mestizos, dándole características propias y sus modificaciones arquitectónicas ocurrieron a lo largo de todo el siglo XVI.

La originalidad del barroco novohispano no lo distancia demasiado del barroco europeo, en esta parroquia se puede observar como se acudió a los mismos recursos estéticos, como el orden salomónico, el estípite y los arcos complejos. También expresiones como relieves, retablos y sillería, y esculturas exentas con elementos extra-escultóricos (postizos).

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En el caso de la iglesia de Pilcaya, se puede observar un sincretismo arquitectónico en la fachada, realizada con muros lisos de mamposteria y decoraciones de cantera, pues, los constructores, principalmente indígenas implementaron detalles que los historiadores han denominado como “Tequitqui”, el exterior fue adonado con dalias silvestres y algunas figuras que evocan las creencias naturalistas de aquellos primeros pobladores, así como rostros, craneos y figuras que nos recuerdan las deidades prehispanicas.

Las bóbedas del interior son adornadas, como el barroco español con pinturas que retratan pasajes religiosos, mitológicos e históricos y hay un cordón franciscano en la puerta del bautisterio de la iglesia.

Los retablos son las joyas de la corona barroca en el templo de la Purísima Concepción, mismos que comenzaron a construirse en 1609, los tres retablos principales de la parroquia son dedicados a la Purísima Concepción; el de San Miguel Arcángel, patrón del primer barrio; y el de San Francisco de Asís, fundador de la orden evangelizadora de la zona. En años posteriores se construyeron los retablos laterales de los arcángeles, con la imagen de San Miguel al centro y el de la Santísima Trinidad. De acuerdo con Carlos Yeshua Melgoza, todos los retablos son de estilo barroco y estofados en oro, mismo estilo con los que se construyó un siglo mas tarde el templo dedicado a Santa Prisca en Taxco.

El estofado de oro es una técnica decorativa usada en el estilo barroco, que es madera policromada con láminas de oro.

Algunos datos curiosos sobre esta parroquia

El establecimiento de Pilcaya supuso la unión de dos pueblos indígenas enemigos, por lo que las disputas estuvieron siempre presentes, por ello, con la construcción del templo y los grupos separados en barrios con una hilera de cactus, se tuvo que pensar en la forma en que los dos bandos pudieran comulgar, al menos en el momento de las misas; es por eso que, hasta el día de hoy, tanto el atrio como la iglesia tiene dos entradas, una para cada una de los barrios.

Con base en los documentos sacramentales que alberga el archivo parroquial y que fue inventariado por los historiadores Saúl Kennet Domínguez Ocampo y Sergio Alonso Sánchez Ocampo, se sabe que Gaspar Ruiz de Alarcón, hermano del poeta y dramaturgo Juan Ruiz de Alarcón, estuvo a cargo de dicha parroquia, entre los años de 1614 y 1623.1

Por otra parte, en la serie de documentos parroquiales titulada “Circulares” destaca el auto de la visita que el arzobispo Pelagio Antonio de Labastida y Dávalos hizo en 1885, durante la cual bendijo el templo y la imagen colocada en el altar mayor de la parroquia.

La construcción de su campanario y torres fue muy tardía con respecto de la construcción del cuerpo principal, realizadas entre 1958 y 1962, siendo el presbítero Juvenal Porcayo el encargado de esta renovación, sin embargo, la construcción fue detenida por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), porque su edificación dañaba la estructura principal del edificio, por lo que, la Parroquia de la Purísima Concepción presenta una torre inconclusa que le da una especial particularidad.

Y aunque estuvo cerrada al público durante la época más crítica de la pandemia, hoy ya puede ser visita, admirada, al menos para las ceremonias menos numerosas y los visitantes en general.

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