Hace varias décadas, debido a que no existía uniformidad a nivel mundial en el número de páginas que debía contener una publicación para denominársele libro, el 19 de noviembre de 1964 en reunión plenaria los miembros activos de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) decidieron oficializar la normativa del libro.
«Se entiende por libro una publicación impresa no periódica que consta como mínimo de 49 páginas, sin contar las de cubierta, editada en el país y puesta a disposición del público.»
Por lo tanto, quedó establecido que menos de ese número se considerará como folleto y si posee de una hasta cuatro páginas se le denominarán hojas sueltas.
Hermann Hesse
El premio Nobel de 1946, Hermann Hesse (1877-1962) estuvo a nada de no dedicarse a la literatura, ya que según la tradición familiar debía consagrarse a la teología, ya que descendía de una familia de misioneros pietistas.
Estando por cumplir los deseos familiares, ingresó al monasterio de Maulbronn, del que tiempo después escapó, para definitivamente inclinarse por la escritura. Antes de utilizar su nombre de pila firmaba como Emil Sinclair. Debutó como autor con la obra Peter Camenzind. Un viaje a la India le volvió más espiritual, dándole un vuelco a su escritura. Su bibliografía consta de cuarenta volúmenes, entre novelas, relatos, ensayos, poemarios y reflexiones espirituales. Entre estos, tres son los más trascendentales de su carrera literaria, Demian, El lobo estepario y Siddharta
Discurso de Hermann Hesse al recibir el Premio Nobel de Literatura
Debido a problemas de salud, Hesse no pudo acudir a la ceremonia de entrega del máximo galardón literario. Envió su discurso, el cual fue leído por el escritor y diplomático Henry Valloton.
“Al enviar un cordial y respetuoso saludo a su festiva reunión, quisiera expresar a todos mis lamentos al no poder estar como su invitado en persona, para saludarlos y agradecerles. Mi salud siempre ha sido delicada, y he quedado inválido permanentemente a causa de las aflicciones de los años, desde 1933, las cuales han destruido el trabajo de mi vida y una y otra vez me agobian con pesados deberes. Pero mi mente no se ha roto, y me siento semejante a ustedes con la idea que inspiró a la Fundación Nobel, la idea de que la mente es internacional y supranacional, que no debe servir a la guerra ni a la aniquilación, sino a la paz y a la reconciliación.
“Mi ideal, sin embargo, no es difuminar las características nacionales, lo cual conduciría a una humanidad intelectualmente uniforme. Por el contrario, ojalá la diversidad en todas sus formas y colores pueda vivir en esta querida Tierra con nosotros por mucho tiempo. ¡Qué cosa maravillosa es la existencia de muchas razas, muchos pueblos, muchas lenguas y muchas variedades de actitudes y perspectivas! Si yo siento odio e irreconciliable enemistad hacia las guerras, conquistas y anexiones, lo hago por muchas razones, pero también porque tantos crecimientos orgánicos, altamente individualizados y logros ricamente diferenciados de la civilización humana han caído víctimas de esos poderes oscuros. Yo odio los grandes simplificadores, y amo el sentido de la calidad, el de la inimitable artesanía y singularidad. Por consiguiente, como su agradecido invitado y colega, yo extiendo mis saludos a Suecia su país, a su lenguaje y su civilización, a su rica y orgullosa historia y su perseverancia al mantener y dar forma a su naturaleza individual. Nunca he estado en Suecia, pero por décadas muchas buenas y amables cosas me han llegado de su país desde el primer regalo que recibí de él, hace ya 40 años, y era un libro sueco, una copia de la primera edición de Leyendas de Cristo con una dedicatoria personal de Selma Lagerlöf. En el transcurso de los años han habido muchos intercambios valiosos con su país hasta que ahora me han sorprendido con este grandioso regalo final. Permítanme expresar mi profunda gratitud.”
Propuestas de lectura
Fabulario (DeBolsillo) es una antología del laureado autor de Siddharta (DeBolsillo), Hermann Hesse, donde se combina su estilo de juventud y la madurez espiritual, tras su visita a la tierra de Gandhi. Ideal para iniciar el viaje iniciático al universo hessiano… Brenda Navarro deslumbró a propios y extraños el año pasado con una novela desgarradora, Ceniza en la boca (Sexto Piso), en un par de ocasiones nombrada como «Libro del año» tanto por los libreros madrileños como por la librería Cálamo, en Zaragoza, en esa misma categoría. La novela da inicio con una impactante imagen, el suicidio de Diego hermano de la protagonista, una joven inmigrante mexicana que pasa penurias en una España que maltrata a la comunidad latinoamericana ofreciendo sueldos miserables y trabajos esclavizantes, y su retorno a un México violento y muy ajeno a ella, con las cenizas de su hermano bajo el brazo… La periodista Rosa Montero devenida en escritora de gran éxito, famosa por sus entrevistas muy alejadas de la clásica pregunta y respuesta, presenta en El peligro de estar cuerda (Seix Barral) un texto donde la neurociencia es la columna vertebral de la propuesta creativa de la autora, muestra cómo funciona nuestra mente entre los procesos creativos y las falencias cerebrales. Así lo presenta sus editores «… el lector asistirá en directo al mismo proceso de la creación, descubrirá la teoría de ‘la tormenta perfecta’, esto es, que en el estallido creativo confluyen una serie de factores irrepetibles, químicos y situacionales, y compartirá la experiencia personal de cómo Rosa Montero vivió en directo, y durante años, muy de cerca la locura»… Javier Castillo es un joven escritor español hoy muy conocido por la serie de Netflix La chica de nieve (Suma), basada en su libro homónimo. Su más reciente novela se llama El cuco de cristal (Suma), para mostrarnos a una chica llamada Cora Merlo, una médica residente que sufre un fulminante infarto y es salvada por un implante de corazón. En plena convalecencia es visitada precisamente por la madre de su donante, para invitarla a pasar unos días en un pequeño pueblo de Misuri, Estados Unidos, llamado Steelville. Pese a la oposición de su madre, Cora arriba al poblado y coincidentemente el día de su arribo desaparece un pequeño bebé. Ella se ofrece a participar en la búsqueda que al avanzar esta se relaciona con otras ocurridas tiempo atrás. Pronto descubrirá que la casa que la aloja está llena de secretos y misterios… El autor de Patria (Tusquets), Fernando Aramburu, cosechó con ésta numerosas críticas positivas, que lo llevó a un jugoso contrato con el gigante del streaming, Netflix, para convertirla en una exitosa serie. Ahora, con su nueva novela, Hijos de la fábula (Tusquets) nos traslada al sur de Francia donde Asier y Joseba se marchan al sur de Francia en espera de instrucciones para incorporarse al grupo terrorista de ETA, al momento que los ultras han abandonado las armas, al no querer dejar de lado sus ideales se ven envueltos en situaciones chuscas. En la reseña que presentó para El País el reseñista Sergio del Molino apuntó: «Me rindo ante Aramburu. Acaba de sacar una novela divertidísima. Con un dúo de personajes cómicos que son, a la vez, Don Quijote y Sancho, el Gordo y el Flaco y Vladimir y Estragón. El humor devuelve una imagen patética a quiénes se ven como héroes».