El Apasionante Mundo de las Subastas, Una Filosofía de Vida

El glamuroso mundo de las subastas ha sido retratado en numerosas películas. La adrenalina, las obras icónicas, el carisma del subastador, el silencio en la sala previo al golpe de martillo final, los aplausos y los precios estratosféricos, son parte de la emoción que ha conquistado a los creativos del séptimo arte. 

Aunque no todas las subastas son tan emocionantes como las que hemos conocido gracias al cine, es verdad que aquello que sucede en un salón de subastas es digno de contarse. 

Los 6 años más recientes de mi vida los he pasado en los salones de subasta. He hablado con valuadores, investigadores y martilleros. Todos ellos apasionados de su trabajo. 

Los cazatesoros. Los acumuladores de closet. Los soberbios que saben mucho, pero de un solo tema. Los conocedores de arte. Los artistas y los especuladores forman parte del ecosistema, del que casi nadie se preocupa, pero que para los que vivimos en  el camino del arte resulta único y apasionante. 

En estos años esto es lo que aprendí: 

  • Todo tiene un precio. Todo.

Aunque en el lenguaje popular solemos decir que hay objetos invaluables, por su belleza o significado, el mundo de las subastas nos enseña que todo tiene un precio y está definido por lo que alguien está dispuesto a pagar. Así, los especialistas de la casa de subastas ponen un precio estimado alto y un precio estimado bajo, de acuerdo a un estudio de mercado que responde a la pregunta: ¿En cuánto se ha vendido una pieza similar?

Cada objeto tiene un valor económico y un valor sentimental y a veces ambos distan mucho entre sí. 

  • Ser único es ser valioso.

Entre más singular, excepcional, histórica, extraña, disruptiva y significativa sea una obra de arte, una joya, un vino, un libro o un documento, mejor precio se le asigna y se estima una mayor demanda por ello. 

  • Cada objeto y cada persona tiene un destino. 

Pinturas, esculturas, platería y fotografías: su historia continúa sin que nadie pueda detenerla. Con la gran diversidad de objetos que se reciben en una casa de subastas para su venta, se entretejen historias de familia, pasiones, arrebatos, separaciones, despedidas, compromisos o momentos fugaces que quedan plasmados en una carta, una firma o un grabado. Detrás de cada lote y de cada triunfo en una subasta hay una historia, algunas veces secreta, que continúa gracias a ese momento en que el subastador dice “¡Vendido!”… Y el objeto cambia de manos. 

  • Sin pasión no se llega a nada.

El negocio de las subastas está plagado de adrenalina. La pasión juega en cada puja. ¿Cuánto estás dispuesto a pagar por lo que quieres?, es una pregunta constante en todo aquél aficionado a las ventas públicas. 

  • Hay que estar atento y abierto. Encontrarás lo insólito y lo misterioso.

Las insólitas historias que han dado pie a producciones televisivas internacionales, suceden con mucha frecuencia. El cuadro abandonado y pequeño que resulta ser más costoso que la casa que habita, el jarrón descuidado en el fondo del garage o el granero, la biblioteca de un ex presidente que iba a venderse por kilo y el reloj del abuelo que nunca te gustó y permanecía en un cajón: cualquiera de estos objetos puede terminar costando millones de pesos. 

  • Lo que para ti significa mucho, para alguien no significa nada. 

Es frecuente tratar con familias que planeaban deshacerse de sus cosas regalándolas y que, al final, tienen el tino de llevarlas a la venta en subasta. Esos mismos objetos de los que querían deshacerse, son debatidos en intensas pujas por personas que sí los valoran.  

  • Disfruta de todo lo maravilloso: ¡Ahora! 

No cometas el error de dejar los cubiertos de plata para las ocasiones especiales. Todos los días llegan objetos maravillosos los salones de subasta que, a simple vista, dejan notar que nunca nadie los usó; seguramente fueron guardados para una ocasión que nunca llegó. Al ser subastados, surge la oportunidad de que alguien más los descubra, compre y sí los disfrute. 

  • Intenta todo, pero recuerda que siempre existe un poco de azar. 

La sensación de comprar en subasta transita entre comprar y apostar pues una vez que te registras y eliges el lote de tu interés, queda una batalla que librar por él, ¡una lucha llena de adrenalina y totalmente adictiva!. Sólo si te toca, saldrás triunfante. Si no te toca, quizá también sea un golpe de suerte. 

  • Las segundas oportunidades valen la pena. 

Hay mucha gente que prefiere comprar todo nuevo. Se gastará fortunas en fast fashion, muebles prefabricados y copas de plástico. Esas personas no saben que pueden gastar lo mismo por muebles franceses, abrigos de piel, copas de cristal de bohemia y tapetes persas, si se quitan prejuicios y le dan paso a las compras de lo llamado “segundas manos”. Es un hecho que lo que alguien de mal gusto deja pasar, para una persona conocedora, con gusto exquisito y refinado es descubierto como el más grande tesoro. 

Nunca desprecies una segunda oportunidad, podría ser la puerta al cambio más grande de tu vida. 

Al final, la enseñanza más grande que encontré en el mundo de las subastas es que la vida es corta, a veces se gana y a veces se pierde, no hay que perder oportunidad para disfrutar, la observación es tu principal herramienta y hay que dejar ir para obtener cosas mejores: Nunca se sabe cuándo se estará de vuelta en la contienda y con un mejor valor. 
*Artículo dedicado a todos los que creen en las segundas oportunidades.

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