Todo en todas partes todo el tiempo, contemplando la existencia con Kung Fu

Es difícil clasificar la película de los “Daniels” (Dan Kwan y Daniel Scheinert). Algunos podrían decir que es un drama, otros que es una pieza existencial y que es una película de Kung Fu; probablemente todos estarían en lo correcto. Pero lo que mejor definiría a Todo en todas partes todo el tiempo (Everything Everywhere All at Once) es que es una locura multidimensional.

El filme de la productora A24 nos llega con algunos meses de retraso, después de que el boca a boca la haya convertido en uno de los productos más taquilleros en la historia del estudio. Durante 12 semanas se ha mantenido en cartelera en el top 10 de Estados Unidos, sobreviviendo a los embates de superproducciones como Top Gun: Maverick, Jurassic World: Dominion y Doctor Strange: En el multiverso de la locura. Y aunque su producción no tiene nada que ver con los presupuestos de estos monstruos, nos demuestra que con mucho ingenio, un buen guion y una gran actriz, se puede lograr un multiverso de locura con una visión artística.

El verdadero multiverso

El concepto del multiverso no es nuevo, es un término que acuñó la psicología en el siglo XIX y que es utilizado por la cosmología, la física, la astronomía y la ficción. Es un recurso utilizado en los cómics desde hace décadas y ahora Marvel lo está poniendo de moda en su universo cinematográfico.

Sin embargo, el filme de los Daniels poco o nada tiene que ver con la idea comiquera del multiverso. La visión artística de los directores nos lleva a la reflexión sobre la existencia, el fracaso y las relaciones familiares, con un toque de filosofía nihilista. Se vale de recursos como el Kung Fu, hace referencia directa a la cultura pop –como Ratatouille, Matrix, Kill Bill y películas de artes marciales– y, en servicio de una historia, utiliza con maestría un humor escatológico, aunque probablemente esto no sea del gusto de todo público.

La protagonista de Todo en todas partes todo el tiempo es la actriz de origen malayo Michelle Yeoh, quien alcanzara la fama en Norteamérica por El mañana nunca muere (1997) y la ganadora del Óscar, El Tigre y el Dragón (2000) de Ang Lee.

Yeoh se dio a conocer por su habilidad en las artes marciales, pero a lo largo de su carrera se ha posicionado como una actriz de reparto confiable en el cine y en la televisión. Ella interpreta a Evelyn Wang, una mujer chino-estadounidense que junto con su esposo Waymond (Ke Huy Quan), posee una lavandería que está siendo auditada por el fisco, mientras tiene que lidiar con su anciano padre (James Hong), su hija Joy (Stephanie Hsu) y la novia de su hija, Becky (Tallie Medel).

Las cosas para Evelyn parecen estarse desmoronando entre su auditoría, los conflictos con su familia y un inminente divorcio. Antes de su cita con el fisco un personaje la contacta para decirle que ella es la clave para salvar al multiverso de un gran mal conocido como Jobu Tupaki. Ahora Evelyn tendrá que ponerse en contacto con sus yo de otro universo y así poder evitar la destrucción del todo.

El papel de su vida

Michelle Yeoh es una superestrella, una leyenda viviente en Asia, una mujer atractiva y talentosa que ha pavimentado el camino para las mujeres asiáticas en Hollywood y que, entre otras cosas, hace sus propias escenas de acción y está a punto de cumplir 60. Decir que esta mujer se encuentra ahora con el papel de su vida no es una exageración. Michelle en su papel de Evelyn, con el soporte de un pequeño cast, que incluye a otra leyenda viviente, Jamie Lee Curtis, nos entrega de la mano de los Daniels una pieza emotiva, reflexiva, emocionante, hilarante y esperanzadora. 

La frase que escuchamos en el trailer de Waymond resume el viaje de Evelyn y el tono de la película: “Cada momento que pasa, temes haber perdido tu oportunidad de hacer algo con tu vida. Estoy aquí para decirte que todos los rechazos, cada decepción te ha traído hasta aquí, hasta este momento. No dejes que nada te distraiga de él”. 

Pocas películas que se proponen hacer algo distinto logran tocar tantos puntos emocionales, dándose además el lujo de burlarse un poco del mainstream. Dan Kwan y Daniel Scheinert, con anterioridad habían mostrado su talento en Un cadáver para sobrevivir (Swiss Army Man, 2016), pero después de Todo en todas partes todo el tiempo, sus nombres se encontrarán entre los creadores más talentosos y cotizados de su generación. Y el de Michelle Yeoh como una de las actrices más destacadas de 2022 (huele a Óscar). 
Todo en todas partes todo el tiempo ya se puede encontrar para renta y venta en algunas plataformas, pero es una experiencia que vale la pena ver en la pantalla grande.

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