Algunas mañana con prisa temprano por la madrugada entre el comedor y la salida del corredor de casa
escuchas: “Hermano me ayudas” y la respuesta a la lejanía una voz jadeante responde: “Espera tengo
prisa, tú puedes solo”. Al salir hacia la escuela detectas un silencio incómodo, dentro de sí los hermanos
responden: –Nunca me ayuda–, –No es cierto es que desesperas–. En los periodos de inicio escolar se
retoman algunas actividades cotidianas, se reacomoda la rutina y las nuevas experiencias escolares
pueden significar historias preferidas muy deseadas y otras, los retos de crecer e independizarse para
lograr nuevas experiencias en el día a día. La escuela es una extensión de la familia y los amigos son
como esos hermanos elegidos. Hoy dedicaremos este artículo a la importancia de los hermanos y sus
modelos.
Los hermanos ofrecen la primera y, posiblemente, la más intensa relación de un niño o una niña con un
igual en un mismo tiempo y espacio. Es importante indicar que no siempre es la relación más deseada o
fraternal, pero necesariamente estará llena de historias comunes en el ámbito familiar que los
acompañarán por mucho tiempo.
Generalmente los hermanos comparten la clase social, la raza, la cultura, la generación; tienen en común
las experiencias familiares y los sucesos de la vida diaria familiar, por tanto, sus primeros momentos de
reglas sociales, así como de comportamiento, son adquiridos, madurados y gestionados en un pequeño
grupo: “LA FAMILIA”. De este modo, los “modelos” de los hermanos mayores, antes los pequeños, y
viceversa, crean un camino que puede ser seguido o no. Ahora bien, las reglas de convivencia y modelos
sociales son claramente fortalecidos por los mensajes de los padres o tutores y se irán permeando
cuando comienzan a compartir y a interactuar con familias extendidas: amigos, escuela, actividades
extraescolares.
A los hermanos les une el hecho de compartir también, la ropa, el dormitorio, el baño, los juguetes, los
recuerdos íntimos y los padres, por lo mismo, se convierten en el Primer eslabón social para gestionar la
solución de problemas, al adaptar, flexibilizar y otorgar roles. Todo ello los llevará a forjar alianzas, lazos
afectivos, hábitos de comportamiento y modelos para solucionar eventos diarios. Normalmente, los
hermanos reciben la misma educación y los mismos valores intergeneracionales, que conforman la
propia identidad, sin embargo, eso no los hace iguales.
Hoy invitamos a la comunidad a analizar: ¿Cómo te viviste siendo hermano? Algunos de nuestros
lectores, tal vez no tuvieron hermanos directos, pero sí una relación muy cercana con primos y vecinos,
por medio de la cual pudieron comparar sus ambientes. Si eres padre o madre de más de dos hijos, el
puntualizar que cada hijo es diferente podría cuidar el no compararlos. Cada uno de ellos está forjando
su identidad, expectativas y rol en la familia. En eso radica la importancia de observar sus relaciones
antes de intervenir como intermediarios.
Si bien los padres son mejores modelos a seguir en entornos formales, como podrían ser los famosos
“modales”, los hermanos tienen una mayor influencia en cómo los niños se comportan fuera de casa. Lo
cual incluye cómo podría actuarse en la escuela y cómo deben crearse relaciones con otros niños: tanto
por medio de actividades acertadas como travesuras, bromas y posiblemente comportamientos
inapropiados.
El hermano durante los años escolares es el puente directo de las primeras relaciones. Para establecer
las primeras relaciones amistosas, los hermanos ponen en práctica las habilidades sociales que han
aprendido uno del otro. Se enseñan mutuamente técnicas para la resolución de conflictos, a hacer frente
a situaciones de competitividad o rivalidad, cumplir compromisos y, en general, a todo lo relativo a la
fraternidad social. Mientras que en la adolescencia se convierten en confidentes, consejeros y
asesores, particularmente con relación a las amistades, las presiones de los compañeros y ante otros
problemas que puedan surgir. Al analizar lo anterior se podría anticipar que se volverán grandes aliados
o, por el contrario, rivales, sin embargo, el cuidado y la mirada que se darán entre ellos serán
permanentes.
Adquirir una mejor comprensión y conciencia de la influencia de los hermanos puede ayudar a nuestra
comunidad de familias a diseñar estrategias efectivas para brindar experiencias oportunas entre
hermanos y hermanas. Una de las cosas más importantes que pueden llevar a cabo los padres consiste
en fomentar una relación de apoyo entre hermanos desde el inicio de sus vidas.
Los estudiosos de las relaciones indican que si los niños comienzan su relación de manera positiva con un
hermano/a, es más probable que empleen óptimamente su tiempo. No es tan importante el estar más
cerca o más lejos, lo que realmente es vital son los comportamientos sociales que los niños aprenden
desde sus primeros años y que pueden utilizar para desarrollar una relación positiva, de empatía,
respeto y responsabilidad, ya que un hermano puede ser crucial en la calidad de vida al brindar:
bienestar emocional, compañía, cariño y seguridad.
En conclusión, te invitamos a escuchar con cuidado los comentarios entre hermanos sin intervenir o
tomar partido, ya que se trata de un sistema de apoyo único.
Recuerda Bowí México es un lugar seguro donde compartimos experiencias diarias mediante talleres,
asesoría y acompañamiento.
Mtra. Natalia Alfaro Almirante