Metepec, la joya de barro del Estado de México

Enclavado en el Valle Matlatzinca, esa civilización que creció y se desarrollo en los ríos y lagunas de la cuenca del Valle Toluca, se encuentra Metepec, un pintoresco, pequeño y agradable pueblo mágico que entraña leyendas, festejos, sabores y una gran tradición alfarera, reconocido internacionalmente por ser la tierra de “el árbol de la vida” y la casa de “La tlanchana”.

Metepec, es un municipio del Estado de México, colindante con Toluca, San Mateo Atenco y Mexicaltzingo, su nombre proviene del náhuatl y significa “en el cerro de los magueyes”, desde la época prehispánica los pobladores fabricaban vasijas y otras piezas de alfarería, se tienen registros de piezas que datan de 1800 A.C.

Con la llegada de los españoles y la evangelización, las piezas plásticas tuvieron una combinación de tradiciones, por un lado las cruces, imágenes religiosas y pasajes biblícos que eras adornados con detalles ornamentales propios de la cosmogonía indígena.

Realizar cualquier pieza de barro, requiere de un ritual especial, primero se recolecta la plumilla, un ahierba de textura algodonosa que permite darle consistencia al barro, y es entonces cuando las manos diestras de los maestros alfareras otorgan forma y color a las piezas como los arboles de la vida, las cazuelas, las ollas, tlanchanas y catrinas.

Las piezas onarmentales como los arboles de la vida, las tlanchanas, y las catrinas son revestidos con flores, hojas, mariposas y otras pequeñas piezas que permiten apreciar la destreza artesanal que se ha heredado por varias generaciones entre los metepequenses.

De acuerdo con los artesanos, el arbol de la vida fue siempre un obsequio para los recién casados, pues representa la fertilidad, sin embargo, su fama ha traspasado las fronteras y diversos coleccionistas, políticos y hasta en el Vaticano existe un arbol de la vida hecha por manos de alfareros de Metepec.

La Tlanchana, es un ser mitológico que, habitaban la zona lacustre repleta de pantanos y nueve lagunas que estaban rodeadas por comunidades matlazincas, que se asentaron principalmente cerca de Xinantécatl (Nevado de Toluca) y Chignahuapan (río Lerma).

Según la leyenda, mucho antes que los mexicas invadieran el Valle Matlazinca, una extraña deidad gobernaba dicha región. Se trataba de una deidad del agua, que era mitad mujer y mitad serpiente. Todos la conocían como la Tlanchana. Su nombre proviene de las palabras en náhuatl: atl (agua), tonan (madre) y chane (espíritu mágico).

Se dice que Tlanchana pasaba los días sobre un islote y los lugareños contemplaban, escondidos detrás de los árboles de tule que había en la laguna, a la hermosa mujer.
La soberana siempre estaba desnuda, tan sólo llevaba consigo una corona y varios collares, así como un cinturón adornados con peces, acociles y ajolotes.

Cuando estaba contenta presumía su cola de serpiente negra, lo cual era un buen augurio para los pescadores, porque les permitía tener abundancia de peces entre sus redes. Si se enamoraba de algún humano, su cola se convertía en un par de piernas y salía del agua para buscar a quien atrapó su mirada, pero si el sujeto no hacía caso de su belleza, entonces empleaba su cola de reptil para enredarlo y llevarlo a mitad del lago, donde lo ahogaba.

Los siglos transcurrieron, las lagunas se secaron y los conquistadores fundaron la Nueva España. Muchos siglos después, los artesanos retomaron el mito matlatzinca y le dieron forma de sirena a la cola de la Tlanchana, y la figura fue adquiriendo popularidad hasta convertirse en otro ícono de Metepec.

La mejor forma de ver y apreciar el proceso de elaboración de las piezas es visitar el Centro de Exposición venta artesanal, un mercado donde los visitantes pueden adquirir de primera mano diversas piezas, desde joyeria, hasta los imponentes árboles de la vida, tanto los tradicionales que recrean a Adán y Eva en el paraíso, así como piezas originales y creativas, que deslumbran por su belleza y detalle, el mercado artesanal se ubica en la esquina de Ignacio Allende y Miguel Hidalgo, a unas cuadras del centro de Metepec.

Otro lugar para adquirir las diversas piezas de barro es la calle de Ignacio Comonfort, donde hay talleres familiares y tiendas de distribución, con soles, lunas, angeles que pueden servir para decorar las fachadas, fuentes, macetas, centros de mesa, cruces y un sinfín de piezas para coleccionar.

Un elixir único de Metepec

La garañona es un licor que se sirve unicamente en este pueblo mágico y solo es posible encontrarlo en el Bar 2 de abril, este elixir de color verde está elaborado con una receta secreta familiar, tiene en su esencia 14 hierbas distintas.

Sus creadores, no han revelado nunca la receta, pero cuando lo degustas, tu paladar podrá percibir notas herbales y dulces como el anis y la menta, la recomendación es que el visitante sea precavido, y se consuma con moderación.

El bar 2 de abril fue fundado en 1932 en el corazón de metepec, es un lugar de gran tradición, sus interiores son adornados por atractivos murales y la poesía de Marco Aurelio Chavez Maya, es, desde hace varias décadas, un centro cultural y un lugar de encuentro famoso. Un punto imperdible

Turismo religioso

A unos pasos de la escultura y fuente de la Tlanchana, en la Plaza Juarez de Metepec, se encuentra la Iglesia y ex convento de san Juan Bautista, un centro religioso que data del siglo XVI, destaca por su estilo barroco y albergó a los primeros frailes franciscanos de la región.

Justo en el cerro de los magueyes, se construyó una capilla en honor a la Virgen de los Dolores, que todos conocen como El Calvario, además de visitar el santuario, los turistas puedes apreciar una vista panorámica del municipio.

Algunos datos interesantes

  • La antigua gastronomía de Metepec se origino de la vida lacustre y agropecuaria dando paso a platillos como la ensalada de acociles, los tamales de charal, el taco de plaza, las popochas, el dulce de maíz negro y piloncillo llamado necuiztle y las tortas de haba entre otros.
    *El 15 de octubre de 1848 y aunado a la celebración de la Virgen de los Dolores, Metepec recibió el título de Villa por parte del Congreso del Estado de México, por su participación como capital estatal durante la intervención estadounidense.
  • *En la década de los años noventa, Metepec fue escenario de la película «La que se fue», con la participación de Ernesto Gómez Cruz, Rafael Jorge Negrete y Perla Aguilar, con locaciones como la Hacienda la Asunción y el Rancho la Trinidad.
  • *El «Mural Árbol de la Vida», es una obra obra que fue realizada en la técnica de mayólica por el Maestro Artesano Saúl Camacho, se enmarca por las escalinatas del Cerro de los Magueyes y encierra símbolos de la tradición alfarera de Metepec; en sus aproximadamente 2,600 placas se observan las figuras como el Sol, la Luna, el Pegaso y la Tlanchana entre otros.
  • *En el año 2013 durante la construcción del edificio que alberga el Teatro Quimera, el INAH realizo el rescate de una «defensa de Mamut» que fue depositada como ofrenda constructiva a las faldas del Cerro de los Magueyes por los primeros pobladores de Metepec.

Autor

  • Cecilia Pineda

    Periodista cultural desde hace más de una década, su pasión son las culturas populares y las tradiciones mexicanas. Se ha desempeñado cómo comunicadora de gobiernos municipales y actualmente trabaja en el área de Comunicación de El Colegio Mexiquense, institución de investigación y docencia. Participa en el programa de Radio Aula Mayor en Mexiquense Radio y en el Podcast Intelifilia, ciencia para llevar.

¿Qué te pareció este articulo?

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Anterior
Música

Lorem ipsum dolor sit amet, consectetur adipiscing elit, sed do eiusmod tempor incididunt ut labore et dolore magna aliqua.