Trainspotting

Por Óscar Fernández

“Bajo el efecto de las drogas no te importa nada, solo quieres aislarte del mundo y conseguir una paz interior que no se consigue en el estado normal”

                                                                                                    Kurt Cobain

El escritor escocés Irvine Welsh con Trainspotting nos pone sobre la mesa una novela cruda, que trata de la miserable vida de unos jóvenes heroinómanos provenientes de los suburbios de Edimburgo. Welsh es característico por sus escritos en un fuerte dialecto escocés, y eso les da una identidad y una superlativa intención a sus personajes.

En realidad, el argumento se basa más en los sentimientos y la pérdida del sentido de unos jóvenes que sufren las alucinaciones cuando están bajo los efectos de las drogas duras. Welsh también maneja el infierno de la abstinencia con su personaje protagónico cuando es encerrado en su habitación por sus padres. Tiene sueños, alucinaciones, y como la mayoría de los lectores preferiría verlo muerto al leer su agonía. 

La novela empezó como relatos cortos entrelazados, una sucesión de tormentosos eventos al despertar del sueño de la evasión, incluso hay un malestar generalizado, pues una bebé que estaba a cargo de su madre drogadicta pierde la vida por el descuido extremo. Las escenas eróticas son todo un desastre y la vida de estos muchachos que escogieron la pérdida de la conciencia evitan conocer las consecuencias de sus actos y responsabilidades, una novela que se sufre en cada una de sus páginas.

Es una lucha por mitigar la vida, por perder la consciencia, por conseguir drogas a cualquier precio, incluso se involucran en actividades ilícitas para llegar a su cometido. Welsh nos muestra lo fácil que es la autodestrucción por algunas decisiones que en un principio parecen inofensivas, incluso las aborda con humor y sin importancia, pero todo desenlace termina en la fatalidad.

El nombre de la novela refiere a un pasaje del libro en el que Renton y Begbie conocen a un borracho en la estación de ferrocarril abandonada, ambos están haciendo sus necesidades, entonces se acerca el borracho queriendo hacer un mal chiste y les pregunta si están haciendo trainspotting, que en ingles británico significa ver los trenes pasar. Aunque también resulta un juego de palabras para los heroinómanos, pues en su jerga llaman trains a las venas de los brazos en donde se inyectan, y la composición con el gerundio de spotting, se intercambia con facilidad por potting, que puede significar, (meter un tarro).

“Las drogas pueden ser muy divertidas, pero te hacen ver el lado más terrible y crudo del ser humano”

                                  Kate Moss

El protagonista de la novela es Mark Renton, misántropo y depresivo, puede encajar bien en la sociedad, pero su día a día es una lucha por sobrevivir, un antihéroe que lidera al grupo de heroinómanos; seguido por Sick Boy, promiscuo, inmoral y estafador, el mejor amigo de Renton. Spud, estúpido e infantil, aunque inocente, es la burla de sus compañeros, aunque este es noble y siente un profundo amor por los animales, prefiere estar drogado, pues en su sano juicio no se siente capaz de conseguir nada, y por último Begbie, psicópata y violento, les infunde temor a sus amigos, responde brutalmente cuando le hacen enfurecer.

La novela de Welsh vio la luz en 1993, fue la primera obra del escritor y lo llevó a la fama, tres años más tarde la historia escrita fue llevada al cine con el mismo nombre e interpretada por actores reconocidos como Ewan McGregor, jonny Lee Miller, Ewen Bremner y Robert Carlyle.

En estas páginas nos sumergiremos en el mundo de la heroína, donde lejos de llegar la paz, los sucesos marcan a estos jóvenes que su única escapatoria es volarse la mente cada vez que les es posible.

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