Entre Tules y Aves: Un Viaje al Corazón de la Ciénega del Río Lerma

Por Cecilia Pineda

Los humedales de la ciénega del Río Lerma es visitar uno de los pocos rincones de nuestro país donde el tiempo parece detenerse, un lugar donde la naturaleza sigue siendo protagonista y los ecosistemas que alguna vez cubrieron gran parte del Valle de México logran sobrevivir. Conocer este humedal no es solo una lección de biodiversidad, sino también un recordatorio urgente de la necesidad de conservar nuestros recursos naturales.

La Ciénega del Lerma es una joya escondida en la región central de México, en el municipio de Ocoyoacac, específicamente en la comunidad de San Pedro Cholula, donde se encuentra la sede del colectivo “El Humedal”. Este colectivo está formado por jóvenes biólogos y expertos en ecología que, con mucha pasión, se dedican a sensibilizar a los visitantes sobre la importancia de la conservación de este ecosistema tan vulnerable. Su misión es clara: educar para preservar.

Un humedal con historia

Este humedal es parte de las Ciénegas del Lerma, un área natural protegida que se extiende por más de 3,000 hectáreas, divididas en tres lagunas: Chiconahuapan, Chimaliapan y Chignahuapan. Pero lo que más sorprende es pensar en la historia de este lugar, un territorio que, hace miles de años, fue el hogar de los otomíes y chichimecas-matlatzincas, quienes se adaptaron a las condiciones del humedal y crearon una rica cultura del agua. Los ojos de agua y los manantiales sagrados que allí existían eran fundamentales para las ceremonias de estos pueblos originarios.

Sin embargo, hoy en día, este ecosistema enfrenta una amenaza constante. Durante las décadas de 1960 y 1970, muchas áreas de la ciénega fueron desecadas para dar paso a cultivos, lo que provocó una drástica reducción en su tamaño. De hecho, se estima que más del 90% de los humedales originales han desaparecido, dejando solo fragmentos de lo que alguna vez fue un vasto territorio lacustre. A pesar de ello, las Ciénegas del Lerma siguen siendo un referente para la conservación en México y América del Norte, albergando especies endémicas y migratorias, y funcionando como refugio para más de 300 especies de plantas y animales.

Un refugio de vida y biodiversidad

En mi recorrido por las lagunas, lo que más me impactó fue la presencia de aves migratorias. Casi 100,000 individuos de aves, en su mayoría patos, visitan este lugar cada año para pasar el invierno, escapando del frío norteamericano. La ciénega actúa como un microclima perfecto para estas aves, proporcionándoles protección y alimento. Desde el primer momento, con el aire fresco y la bruma de la mañana, me sentí transportado a un espacio en el que la naturaleza sigue su curso, ajena a los problemas del mundo moderno.

Los guías del colectivo “El Humedal” nos acompañaron a lo largo del recorrido en balsas, adentrándonos en los densos tulares (la vegetación típica de los humedales). Al principio, la neblina lo cubría todo, pero conforme avanzaba la mañana, el sol fue disipando la niebla, y el cielo se despejaba, revelando aves endémicas surcando el cielo, y el canto de las aves resonando en la quietud del lugar.

Lo que más me llamó la atención durante este recorrido fue la profunda conexión de los habitantes de la región con este humedal. A pesar de los embates del tiempo y los cambios, las prácticas tradicionales de los pobladores se mantienen vivas. El uso del tule para la elaboración de artesanías y la recolección de plantas y animales para la medicina tradicional son parte del legado cultural que sigue vigente. Esto, sin duda, otorga al lugar un valor histórico y cultural que va más allá de su belleza natural.

El llamado a la conservación

Sin embargo, no todo es idílico. El ecosistema sigue siendo vulnerable. La pérdida de hábitat y la presión de actividades humanas continúan siendo amenazas constantes. Por eso, los guías nos recuerdan insistentemente que debemos ser conscientes de nuestro impacto: no debemos extraer materiales biológicos, ni tirar basura, ni alimentar a las aves. Esta no es una zona para el turismo masivo ni el entretenimiento superficial, sino un lugar de respeto y reflexión. Si uno quiere disfrutar de la ciénega, debe hacerlo de manera responsable, reconociendo su valor como un pequeño tesoro patrimonial de todos los mexiquenses y, en general, de los mexicanos.

Estar allí es un recordatorio de la fragilidad de estos ecosistemas, y la necesidad urgente de su conservación. Este lugar, al igual que otros humedales del país, debe ser protegido a toda costa. Son espacios vitales para la biodiversidad, refugios para especies que dependen de estos hábitats para sobrevivir. La ciénega no solo es un lugar para disfrutar de su belleza natural, sino también un sitio donde los ecosistemas necesitan de nuestra acción para seguir existiendo.

Una experiencia que invita a la reflexión

El recorrido te permite hacer profunda reflexión sobre el pasado, el presente y el futuro de estos humedales. Al caminar por las orillas de las lagunas, entre los tules y los cantos de las aves, se comprende que este es un lugar que debe ser protegido para las futuras generaciones.

Si algún día tienes la oportunidad de visitar la Ciénega del Río Lerma, te invito a hacerlo con respeto y admiración por lo que representa. 

Este 14 de diciembre, por ejemplo, el colectivo “El Humedal” organiza un campamento nocturno que promete ser una experiencia única: un atardecer en la ciénega, avistamiento de aves, narrativas nocturnas y un paseo en balsa bajo la luz de la luna. No te lo pierdas, y lleva contigo una actitud de aprendizaje y respeto por este maravilloso ecosistema.

Recuerda que la conservación está en nuestras manos. Este humedal, como muchos otros en el mundo, es una muestra de la belleza que aún podemos proteger si actuamos con conciencia y responsabilidad.

Para entender por completo la relaciones de los habitantes de esta zona con el humedal te recomiendo que además agregues a tu visita, un recorrido por el Museo de las Culturas Lacustres del Valle de Toluca ubicado en San Mateo Atenco, pide la visita guiada, seguro es una actividad que puedes disfrutar en familia.

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