Único e irrepetible, excomulgado de la iglesia católica; Eduardo Humberto del Río García, publicó bajo el pseudónimo de Rius. De seminarista a caricaturista, y en otras de sus facetas llegó a complementar su trabajo como historietista y escritor. Su talento lo manifestaba en trazos de sátira, un retrato de esta sociedad en la que le tocó vivir, y a pesar de la censura nunca quitó el dedo del renglón.
Fue amante de la izquierda cuando publicó “Cuba para principiantes”, pero con el tiempo la decepción le hizo publicar en 1994 “Es una lástima”, contra el régimen de Fidel Castro. Nos reflejó que Marx no podía ser entendido por las dictaduras, y menos por las de izquierda. Caminó un sendero minado por la decepción de la sociedad, a la que dibujaba como la veía en su mente.
También fue crítico de la situación de su país, con 250,000 ejemplares vendidos de su historieta llamada “Los Supermachos”, que fue obligado por el gobierno a quitar aquellos personajes que evidenciaban con total razón a los pudientes de su época, no se rindió y fue así como creó “Los Agachados”, otra historieta con el mismo entretejido,“Estoy hasta la madre del humor político. Son temas que lo cansan a uno porque no resuelven los problemas. Estoy cansado de ocuparme de los políticos… como la mayoría de los mexicanos”
Abarcó todas las temáticas, pero costumbrista, de ilustración rápida, espontanea, aunque él mismo se refería a su trabajo como “Horrorosos monos”
“Hitler para masoquistas” llegó antes que el supermercado de las sectas, dando ese tinte de humor que solo en una sociedad absurda puede ser un buen chiste mal contado. Todo lo ridículo cobra vida en el reflejo de la actualidad, pues eso somos. Cuestiona los rituales y los admira, como el bien se decía, un ateo cristiano, pues los más cristianos no practicaban como él.
Lo conocí firmando ejemplares de su libro “El Fracaso de la educación en México” vendió más de lo que pudo firmar aquella tarde, espontaneo se levantó y se despidió de sus lectores que se quedaban sin la firma, pero con un gran trabajo.
En el fracaso de la educación en México cuestiona la democratización del Estado, y es que a los profesores no se les enseña a enseñar, copiamos el modelo educativo de los Estados Unidos, pero eso a nosotros no nos sirve para nada.
Se firmaron tantos convenios y se echaron abajo tantas reformas, pero a los maestros se les paga una miseria por echarse al hombro a estas nuevas generaciones, y los sindicatos, esos son una mafia. En el libro cuestiona la ineficacia del sistema educativo desde todos los ángulos.
“Los más interesados en que no haya una buena educación son los gobernantes, el poder, el sistema; a ellos les interesa que la gente esté sumida en la ignorancia; ellos felices de que los vasallos, los súbditos, estén calladitos y obedeciendo.
Felices de que estén comprando todo lo que les anuncian en la televisión. Mientras más atarantados tengan a los televidentes, mejor para ellos.”
Censurado en su época, ponía en evidencia la fealdad de la sociedad de su tiempo que perdura hasta hoy. El humor es el único camino para tomar algo positivo del sistema que solo sirve para dar risa, pero de esa risa fúnebre, pues se encontró ilustrando realidades que incomodaban a muchos, hacían reír a otros tantos, pero la situación no cambiaba.
Rius es peculiar en su expresión, es un revolucionario del trazo, su legado nos refleja lo que hemos retrocedido, pero nadie concibe al maestro sin una carcajada.
Uno de los mejores moneros de la historia, y una parte de la historia a su monera.