“Esas personas que vienen cada día a las tumbas son las que de verdad se asemejan a fantasmas”
Valérie Perrin
Desde tiempos inmemorables el cementerio es una morada para los restos mortales de quienes pretenden ser recordados para simbolizar la inmortalidad. Los egipcios lo sabían, la momificación o el embalsamamiento se realizaban para mantener el cuerpo del individuo intacto, aunque este proceso duraba 78 días. Un sacerdote del antiguo imperio faraónico tocaba la boca de la momia mientras repetía unas palabras, mediante este hechizo se aseguraba de que el difunto pudiera hablar y respirar en su camino hacia la otra vida, además se les enterraba con literatura faraónica que era una guía para seguir a su nuevo destino. Estos textos eran conocidos como Sarcófagos, aunque más tarde se le llamará “El libro de los Muertos”.
Y hablando de cementerios ostentosos, habría que empezar por las Pirámides de Egipto; aunque en su interior hay varias salas y pasajes, el principal complejo es la cámara funeraria del rey, de difícil acceso para evitar a los saqueadores, tenían suelo irregular, techo y paredes planas, y se entraba por pequeños túneles y allí podía verse una galería. Entre los faraones más famosos están Kefren, Micerinos y Keops, este último está enterrado en una pirámide que lleva su nombre, y es la única de las 7 maravillas del mundo antiguo que sigue en pie. Un maravilloso cementerio lleno de historia y artículos ostentosos que guardan una cultura con respecto a la muerte, y a la deseada inmortalidad que desconocemos si los faraones han conseguido, pero de lo que estamos seguros es que para la historia de la humanidad son inmortales.
“La muerte es algo que no debemos temer porque, mientras somos, la muerte no es y cuando la muerte es, nosotros no somos”
Antonio Machado
Hay tumbas que nos dicen que el amor nunca muere, me refiero al cementerio de Ruremonde, que aloja los cuerpos de los cónyuges Jacob Van Gorcum y Josephina Van Aefferden, ellos se profesaban un amor muy grande, pero practicaban religiones diferentes, entonces no podían ser enterrados en la misma parte del cementerio. Él murió primero y Josephina se encargó de que enterraran a su amado muy cerca del muro que dividía el cementerio protestante del católico, cuando ella murió pidió ser enterrada del otro lado del muro, pegada a la tumba de su cónyuge y su última petición fue que ambos sepulcros fueran unidos por unas manos que se entrelazan pasando por encima del muro divisorio.
Pareciese que se trata de una novela, pero hoy en día se pueden ver esas tumbas unidas por unas manos que indican que nada pudo separarlos en vida y menos en la muerte, ese símbolo de piedra fría hizo que las tumbas en diferentes zonas del cementerio se convirtieran en una sola. El símbolo de un amor infinito puede ser visitado en la provincia de Limburgo, Países Bajos, y nos enseña que esta pareja no renunció a sus distintas religiones, ni a su amor, lo único que lograron fue hacer un doble sepulcro que ridiculiza la separación en el cementerio de unos seres humanos con otros tienen diferentes creencias.
“La muerte es una vida vivida. La vida es una muerte que viene”
Jorge Luis Borges
El cementerio más caro del mundo está en Culiacán, México; y se llama Jardines del Humaya. Construido en 1969 con mausoleos hechos para miembros del cártel, son tan únicos y lujosos que el cementerio está valuado en 1 millón 200 mil dólares. Allí está enterrado Arturo Guzmán Loera “El Pollo”, hermano del “Chapo”. El cementerio cuenta con 5 edificios, cada uno destinado para un miembro de la familia Guzmán Loera, múltiples habitaciones con aire acondicionado y vigilancia las 24 horas.
En Irak se encuentra el cementerio más grande del mundo; Wadi-al-Salaam, que se traduce como Valle de la Paz, con más de 5 millones de personas enterradas allí, se encuentra en la ciudad de Najaf y tiene ese triste honor de ser el más inmenso debido a las víctimas a manos del Estado Islámico. 50 mil personas llegan allí cada año y en esos 6 kilómetros cuadrados las víctimas siguen creciendo debido al grupo terrorista que sigue cobrando víctimas.
Hay cementerios para todo tipo de gustos, el más alegre está en Rumania y se llama Sapanta, goza de un colorido único, también en Asturias está Luarca, con vistas al mar, es acogedor y lleno de paisaje, en Edimburgo está Greyfriars, con numerosas leyendas, entre ellas la de Bobby, un perro que esperó pacientemente su muerte durante 14 años sobre la tumba de su dueño.
La muerte es un tema de nunca acabar o de terminar para siempre, desde Arlington donde se entierra a gente de condecoraciones altas, o las fosas comunes de las que nadie habla, la muerte se abrirá paso si es que nadie más escribe en nuestra lapida como nos hubiera gustado ser descritos en vida.
“La muerte no nos roba los seres amados. Al contrario, nos los guarda y nos los inmortaliza en el recuerdo. La vida sí que nos los roba muchas veces y definitivamente”
François Mauriac
