Se trata de que los hombres debemos ser menos imbéciles cada día: Jonatan Frías

Para mí es una novela feminista hecha desde el cerebro condicionado de un hombre y lo más importante: no busca voltear el patriarcado ni él hacerse famoso tratando de este tema. Lo que intenta es precisamente comprenderse y aceptar los errores de tener el “sexo débil” en estos tiempos.

Ya lo había dicho durante mi presentación en la Feria Internacional del Libro en Guadalajara. El dilema de los erizos (Fondo Blanco, 2022) es la primera novela de Jonatan Frías, quien ya desde su libro de relatos anterior, La eternidad del instante, nos había anunciado a un autor con una prosa potente y fina, que hiere profundo como si fuera el filo de una hoja de papel.

Para mí es una novela feminista hecha desde el cerebro condicionado de un hombre y lo más importante: no busca voltear el patriarcado ni él hacerse famoso tratando de este tema. Lo que intenta es precisamente comprenderse y aceptar los errores de tener el “sexo débil” en estos tiempos.

El dilema de los erizos es la primera novela de Jonatan Frías, un autor con mucha imaginación y con ese costado que va de entre Bolaño a Bioy Casares: un sufrimiento por escribir, una alegría por lo mismo.

“Este es el parteaguas que me está poniendo en otros alcances para un público más amplio”, dice a propósito de esta novela editada por Fondo Blanco.

Frías utiliza la metáfora de Schopenhauer sobre un verso del poeta español Luis Cernuda y cuenta la historia de Mariana, que huye de casa una madrugada huyendo de los abusos que sufre en su hogar.

Está también la historia de Verónica que sufre miedo a los compromisos y luego está Julio que cuenta la novela. Dice Jonatan que Julio no es un alter ego de él, “pero sí tiene cosas mías. En los procesos de revisión me voy dando cuenta de las cosas que tengo en común con él. Si llegara a pensar que me parezco más a alguien, diría que es Verónica”, afirma.

“Se trata de que los hombres debemos ser menos imbéciles cada día. En el momento que la mujer encuentra su libertad, el hombre pierde el sentido del destino. Ya no es proveedor y de ahí viene la gran resistencia. Comenzamos a ser el acompañamiento afectivo de las mujeres”, afirma.

“Los hombres seguimos aislados, busco a un amigo para emborracharme, en lugar de poder decir algo o de analizar el tema, porque no tenemos ese tipo de red afectiva que tienen las mujeres”, agrega.

“Es una novela pensada para gente de mi generación, cumplo este año 43 años. Debemos lidiar con la libertad de la mujer y me parece que las nuevas generaciones tendrán otros conflictos, pero este seguro no”, expresa.

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