Ralph Steel, el escultor Steam Punk mexicano 

Por: Kristina Velfu 

Rafael Sáenz conocido en el mundo del arte como Ralph Steel es uno de los pocos representantes en México del movimiento creativo Steam Punk, una corriente de escultores retrofuturistas, que recuperan la estética de la revolución industrial y arman artefactos de desperdicios metálicos y otros objetos,  que en su orígen tenían otra función.

Ralph comenzó con este tipo de trabajo hace algunos años, sin saber que había otros como él ,en distintas partes del mundo. Se ha documentado desde entonces,y actualmente cuenta con una producción numerosa de obras. Aunque su interés por el arte comenzó en su temprana juventud, Steel decidió seguir la tradición familiar y estudiar derecho. Se convirtió en un prominente abogado laboral y apenas hace algunos años retomó el arte como forma de vida.

Guardó sus primeros trabajos en ilustración, que incluso fueron publicados en revistas, y luego se dedicó a defender los derechos de los trabajadores. Aunque su interés por la creación  nunca lo perdió.

Además de escultor, es coleccionista. En su estudio – taller, se pueden observar sus obras y su colección de radios antiguos, fotografías y especialmente, la de rastrillos de todas las épocas hasta llegar a los desechables, usados hoy en día. Rafael, con absoluta facilidad puede contar sobre la forma en la que evolucionó el arte de rasurarse a lo largo del tiempo.

“El más interesante de todos es éste, que le perteneció a Porfirio Díaz. Así lo señala una inscripción con su nombre y el de la primera esposa del mandatario, quien se lo obsequió”, cuenta Ralph Steel a SoftMagazine con orgullo mientras acciona las lámparas armada por él, para las vitrinas donde atesora su colección. 

Quizá la creatividad y el interés por los detalles los heredó de su abuelo, dice sonriente el artista. Pues la famosa familia, de origen vasco, estaba compuesta por 5 hermanos y 4 hermanas. Entre ellos Emilio, el dueño y creador de la W y luego de Televisa; Gastón empresario prominente que entre otros negocios tenía el de Automex; Rogerio, dueño de Radio Fórmula y los discos Orfeón y Raúl el abuelo de Rafael, quien era el más creativo de todos y con seguridad iniciador de las ideas que sus hermanos lograron llevar al éxito, como las transmisiones de la radio con un curioso aparato que él consiguió primero y la afición de los autos, que usaba para largas travesías.

Ralph Steel, conserva fotografías que le dio su madre donde está la familia Azcarraga y su abuelo a quien se parece mucho. 

Por el otro lado, del lado de su padre, su familia fue siempre de abogados y era mejor no ser artista, sino continuar con la tradición. Sin embargo, Steel a sus 70 años, ha decidido lanzarse al vacío y cumplir con su más grande vocación de crear. 

“Tengo un chatarrero que me trae cosas como máquinas de coser antiguas y he pasado muchos días de mi vida en la lagunilla. Compro fierros curiosos y luego los confeccionó en obras como este cofre que enciende y tiene un ventilador”, dice cuando nos muestra una bellísima obra que parece una máquina del tiempo.


Además nos muestra un Zeppelin elaborado con una botella de refresco vacía; unas lámparas con cabezales de máquinas Singer y su atuendo que también lo ha construido él. Resalta el sombrero de copa con aplicaciones metálicas y el singular saco de botonaduras vintage. “Conquisté a mi esposa invitandola al cine y llegando con una capa como de Superhéroe”, confiesa. 

En los próximos meses prepara una exposición de sus esculturas. Demuestra su dificultad para ponerlas en venta, pues a cada una le dedica tiempo y cariño. “Es que por fin puedo hacer lo que más me gusta”. 

Ralph Steel es prueba de que el arte es un don que se lleva de por vida y que nada ni nadie, puede evitar expresarlo, cuando se tiene

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