Por Javier Gutiérrez Ruvalcaba
El 26 de julio del 2012, el portal de CNN En español dio cuenta de un hallazgo trascendental para la historia de la vestimenta, particularmente para la de la lencería. Anunciaron que científicos revelaron un gran secreto del desarrollo de la ropa interior. Reportaron que al realizar una excavación en el castillo de Lengberg, para su rehabilitación, un grupo de arqueólogos liderados por Beatrix Nutz, de la Universidad de Innsbruck, desenterraron un saco que data del siglo XV, que contenía zapatos y cuatro piezas de lino que semejaban corpiños. Esto podría echar por tierra que el brasier tal como ahora es conocido surgió tras la moda del corsé, a inicios del siglo XX.
Al dar a conocer el descubrimiento, Nutz comentó que de los cuatro sujetadores encontrados, dos parecen tops cortados con copas en forma de bolsas, una pieza adornada con bolsas y gruesas cintas que corren por el hombro, y una más, la más sorprendente, es muy similar a la lencería del pasado siglo. El cuarteto de piezas fueron fechados, bajo las rigurosas pruebas del carbono 14 entre los siglos XIV y XV y las similitudes entre los corpiños medievales y los actuales se reducen según el fabricante. Los encontrados son de lino y los recién salidos de los talleres son de fibras sintéticas. Otra diferencia radica en que los desenterrados se abrochan por el costado y no por detrás. También se observa que son cocidos a mano y que obviamente no existían las tallas de copas.
La exploración detalla que los antiguos corpiños ocultaban lo más que podían los pechos, al contrario de los de hoy que tratan de destacarlos. Asimismo, Nutz recordó que el descubrimiento coincide con otros criterios de sujetadores. «Los recién hallados tienen copas, mientras que antiguos corpiños del Mediterráneo eran simples franjas de tela o cuerpo usadas alrededor de los pechos y diseñadas para adelgazar en lugar de resaltar».
Para complementar la nota, CNN En español contactó a la historiadora de la moda y directora del Museo del Fashion Institute of Technology, Valerie Fahnestock Steele quien no cree que el hallazgo revolucione la historia de la ropa interior, pero si la modificará y piensa que al ser meramente decorativos los sostenes encontrados, supone que pertenecieron a miembros de la élite gobernante. Las mujeres de clase baja no se podían dar el lujo de usar estas prendas, pese a que el uso de ropa de lino estaba ampliamente extendido.
Según la estudiosa de la evolución de la vestimenta, la presencia de sujetadores que destacaban los senos pudo representar la creciente fascinación europea con los añejos imperios. «En los 1500, ciertamente tenías a gente que se daba cuenta cada vez más de la antigüedad y la antigua Roma, así que pienso que eso es posible». En el mismo tenor, sostuvo que los brasieres llamados «strophiums» eran comunes en la antigua Roma y eran indicador de clase y estilo. «Solo la prostituta de clase baja se lo quitaría durante el sexo. Tiene un significado erótico además de ‘apoyo a los pechos’. Sin embargo, antiguas pinturas muestran a mujeres romanas usando bandas similares a tops de bikinis durante competencias deportivas». A pesar de lo hallado, el uso de sujetadores no era lo común en la edad media.
Lo anterior viene a colación por la importancia que la lencería viene jugando para el desarrollo de la vestimenta como erotización y como moda, a través de la Historia y como viene siendo imperioso ser mostrada públicamente y ya no únicamente en la intimidad.
Para finales del año pasado, la Agencia EFE entregó un reportaje firmado por Carmen Martín, resaltando que diseñadores y estilistas se han puesto de acuerdo para que la ropa interior ocupe un primer plano. Rememoró que Jean Paul Gaultier, en su desfile de Primavera-Verano de 1983 y Vivienne Westwood, una de las creadoras de la estética punk, quien en 1982 con su colección ‘Nostalgia of Mud’ introduce los brasieres sobre los vestidos, siendo ellos los que diluyeron las barreras entre ropa interior y exterior. Así, el mundo del espectáculo comenzó a mostrar su ropa interior sin desparpajo en sus presentaciones. Se recuerda a Paris Hilton o Britney Spears mostrando su lencería con pantalones de tiro bajo.
Para este 2023 esa tendencia regresa con ímpetu, ahora para ser exhibidas con cada vez menos pudor, teniendo las aceras como pasarelas. Si de por sí algunas de las luminarias llaman la atención al andar en la calle, con estos atuendos dejan boquiabiertos a los transeúntes. Para muestra basta observar a la cantante Dua Lipa en un Simon Porte Jacquemus, andando fuera de los escenarios muy vaporosa.
El reportaje refiere que casas de moda, diseñadores y firmas proponen prendas y estilismos desenfadados cada vez más desnudos. «En algunos momentos la lencería se convierte en un básico y en otros se apuesta por cortes dramáticos y transparencias para mostrar la ropa interior. El resultado: diseños frescos y dinámicos».
En una vuelta más al pasado reciente el artículo exhibió que tiempo atrás Westwood, Alexander McQueen, John Galliano o Saint Laurent crearon piezas de pasarela en las que la lencería que se veía al interior de las habitaciones también eran parte del traje de gala para salir de fiesta, y hoy vuelven a estar a la vanguardia de la moda.
«Ahora lo invisible, se hace visible en las nuevas propuestas de Balenciaga, Gucci, Dior, Calvin Klein o Chanel, que toman la lencería femenina como punto de partida para construir prendas que normalizan la sexualidad de la mujer mediante sujetadores, ligueros y camisones convertidos en prendas para salir a la calle».
Es muy elocuente para la reportera de la Agencia EFE que la idea del erotismo que se manifiesta aquí es la de reforzar diseños en donde sobresalga el triángulo de la tanga sobre pantalones de cintura baja o en vestidos de escote trasero. En términos generales, el común denominador de los creativos del vestir es traspasar la delgada línea entre ropa íntima y ropa de calle.
Al respecto de esta disposición en boga, también se consultó a Nuria Sardá, directora creativa de la firma Andrés Sarda, quien recalcó que el sujetador se expone en la calle de manera muy evidente. Siendo que su empresa apuesta por los contrastes y las combinaciones atrevidas, con femeninas transparencias, sofisticados encajes, enjoyado con cristales de Swaroski o en denim (mezclilla).
En torno al «sleep dress», es conveniente recordar que fue Kate Moss la responsable de poner en boga esta vestimenta en los noventa, un diseño de líneas minimalistas que determinaba su tejido satín y los tirantes spagueti, y que hoy el parisino Matthieu Blazy, director creativo de Bottega Veneta, abandera está querencia de actualidad en el vestido lencero.
Igualmente, Paco Rabanne mostró el sostén a través de tejidos vinílicos, a su vez Gucci lo enseñó en todo su brillo con liguero incluido. En lo que correspondió a Louis Vuitton lo puso a la luz de manera elegante con un vestido largo de noche. De igual forma, en esos momentos, Tony Bonet, expuso su línea inspirada «en la ropa interior ibicenca de las payesas», una elaboración artesanal, mezcla ecléctica de aires «hippies» y «bohemios».
Desde luego que esta moda ha repercutido en las consumidoras mexicanas, pues según una nota de ‘El Universal’ reportó, el invierno pasado, que desde hace cinco años la lencería se viene usando cada vez más como prenda exterior, con una frecuencia de compra de tres veces por año. Como a todos los sectores, la pandemia afectó a este ramo, teniendo una reducción de doble dígito, y ya a partir del 2021 se viene dando la recuperación, estimando que cada año crecerá de un 5 a un 7 por ciento anual. Parte del crecimiento lo estiman en que la lencería viene teniendo, también para la población nacional, un auge como vestimenta de calle y no únicamente como ropa íntima.
Según datos de la firma mexicana Euromonitor, se estima que el mercado de lencería tiene un valor de 20 mil millones de pesos.
Seguro para los vouyeristas, siempre será más sensual mirarla como prendas íntimas que como vestimenta de calle.