Bram Stoker el creador de una iconografía inmortal

No solo creó un personaje, creó una tendencia, una iconografía. El no muerto, un caballero seductor de mirada hipnótica, de acento extraño y con debilidad por el cuello ajeno, era todo un personaje de otra época, tan sanguinario como amable. La luz y los espejos desvanecía su presencia, así como la puesta del sol y la agresividad del crepúsculo: él es Drácula.

Bran Stoker; el escritor irlandés fue seducido por las historias de Vlad Tepes; el príncipe de Valaquia, un sanguinario gobernante que se hizo llamar en su tierra y los alrededores “El Empalador”, dicho nombre lo adquirió por la brutal manera de castigar a sus enemigos. En los grandes capos ponía estacas de más de dos metros y allí dejaba caer a los invasores esperando que se deslizarían hasta que el palo los atravesara por completo, cayendo con un gesto de dolor y agonía, dejaba exhibiciones de sus brutales atrocidades para que los próximos invasores supieran de los alcances de Vlad. Era temido, los rumores de su reinado trascendían las fronteras más lejanas, las tropas que pretendían invadir Valaquia estaban sobre aviso, podían caer a manos de Vlad Tepes.

Esos museos de lo funesto estaban invadidos por moscas y el hedor de la muerte, topas completas con muecas agónicas colgando en la altura atravesados por estacas y dejando una obra macabra que advertía al enemigo de que Valaquia no era fácil de conquistar.

El empalamiento era un método de castigo muy cruel y consistía en reforzar las estacas con espinas que se introducían por el ano del adversario, hasta que el mismo palo saliera por la boca, dejando suspendidos los cuerpos que quedaban expuestos a la intemperie, era una manera de inmortalizar la muerte.

Vlad Tepes o mejor conocido como Vlad Drácula fue príncipe de Valaquia entre 1456 y 1462, y hoy es un héroe nacional de Rumania, fue el segundo hijo de Vlad II Dracul de Valaquia.

Valaquia, un estado que hoy pertenece a Rumania, sumergido en los montes Cárpatos, internado en la mítica Transilvania, muy cerca de los linderos de lo que hoy es Turquía; allí donde habitaban los otomanos principales enemigos de Tepes.

El imperio Otomano era sanguinario, conquistaba tierras y destruía poblaciones, pero Tepes los redujo a cenizas, creó un mito y sembró el temor en la zona,  era un susurro entre las tropas, instauró el temor en sus adversarios.

Este noble rumano inspiró a Bram Stoker para crear uno de los personajes más recordados de todos los tiempos en la literatura, pero el reinado de Tepes terminó con su decapitación a los 49 años, fue una campaña que lanzó Mehmed en la que lo reemplazó por su hermano Radu. La caída de Vlad vino desde dentro de su imperio, pues no había adversario que pudiera vencerlo. Allí quedaban esas grandes extensiones de tierra con hombres empalados, colocados en zonas estratégicas para que fueran vistos, eran como un letrero, una advertencia que decía, “Bienvenidos a Valaquia” 

La relación de Tepes con el vampirismo fue gracias a la novela de Bram pues Tepes era el molde perfecto de lo que sería ese ser que atemorizaría al mundo, alguien con poderes sobrenaturales y la capacidad de ofrecer la eternidad bajo otros términos. Pero no solo Bram escribió de no muertos, antes que él un escritor esloveno Janez Vajkard narró sobre un vampiro llamado Jure Grando Alilovic, el primero documentado en la literatura.

Drácula es icónico, pero hay muchas novelas y versiones cinematográficas, las historias de vampiros circulaban principalmente en Europa oriental y se transmitían de una persona a otra. Con el tiempo ha habido infinidad de libros, como «Entrevista con el Vampiro» de Anne Rice, que también fue llevada al cine, protagonizada por Brad Ptitt, Tom Cruise, Antonio Banderas y otros reconocidos actores. Últimamente la saga de crepúsculo para adolescentes entre muchas otras historias.

En el cine Nosferatu, 1922, cine mudo, con tomas extraordinarias, lejos de todo ese estereotipo, Nosferatu era un ser horrendo, de manos deformes, cara y dientes alargadas, era un monstruoso conde que dista mucho de la versión de 1931 personificada por el húngaro Vela Lugosi, el primer vampiro en el cine más parecido al vampiro icónico que está representado en todos lados.

No solo la literatura, ni el cine, también los videojuegos están llenos de vampiros; Castlevania, Vampyr, Vlade, Darkwatch entre muchos otros.

En la música el grupo de heavy metal Iron Maiden hizo una canción llamada Transilvania, en 1980, recopilada en A Real live dead one, escrita por Steve Harris. Fue muy bien recibida por el público en el Reino Unido.

La literatura de Bram Stoker  ha generado estilos de vida; el vampirismo hoy también es una manera de vivir, beber sangre puede ser un pacto en una hermandad, ser hematófago como algunas criaturas, vestir de negro, lucir unos colmillos, honrar a la noche, amar la oscuridad.

Hay tradiciones que se han mantenido hasta nuestros tiempos, vivir de noche, odiar el ajo, el crepúsculo puede parecer inverosímil, los años no pasan, es un pacto con la juventud eterna, son inteligentes y seductores. Y a ciencia cierta todos tenemos algo de vampiros, pues muchas de esas cualidades más de uno las quisiéramos poseer.

A algunos nos enloquecen los cuellos y el smoothie rojo, por eso creo que no somos tan diferentes de los seres colmilludos.

Autor

  • Óscar Fernández

    Autor de 12 novelas con alto contenido social donde desnuda el alma humana . Entre sus temas frecuentes se encuentran la injusticia, el desamparo, la soledad y la forma en que las buenas personas salen adelante de los embistes de la vida. Ha entablado conversación con los grandes pensadores del siglo a quienes referencia en sus artículos. Habla inglés, francés, gallego, español y árabe. Ha trabajado por los desfavorecidos en Palestina y actualmente reside en México.

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