Las milenarias superfloraciones primaverales en el suroeste de los Estados Unidos son un fenómeno natural único, pero principalmente las del estado de California son consideradas legendarias, sin embargo están siendo cada vez solo pasajeras, debido al cambio climático que nuestro planeta viene sufriendo, donde las lluvias ya se presentan más escasas, así como también por la irresponsabilidad del turista.
Las precipitaciones pluviales excesivas que se dieron el pasado invierno en aquellos lares provocaron que una vez más este prodigio se mostrara en su máximo esplendor en los vastos desiertos de Arizona, Nevada y California.
Como ya se comentó, la florescencia californiana es la más espectacular, ya que el desierto de Mojave y sus alrededores albergan poco más de noventa especies de flores silvestres de las dos centenas que se tienen registradas a nivel mundial.
Este añejo prodigio dejó atónitos a los conquistadores. Los cronistas peninsulares prestos escribieron a casa diciendo que la maravillosa florescencia nativa se daba a finales del invierno y principios de la primavera, extendiéndose por las praderas costeras y por estrechos cañones, desde lo que hoy es el extremo sur de California hasta la bahía de San Francisco, pasando por el Valle Central y las estribaciones serranas.
También se sabe, por la tradición oral, que los nativos del lugar realizaban la tradicional roza-tumba-quema, lo que probablemente llevó a la enorme aparición de la flora.
El naturalista escocés John Muir, afincado desde los once años en los Estados Unidos fue otro personaje histórico que quedó embelesado y describió el Valle Central como un mar interior bordeado de flores azules.
A finales del siglo XIX y principios del pasado siglo era una de las atracciones naturales principales para los habitantes de la zona sur estadounidense, y más allá, quienes en masa acudían al grandilocuente espectáculo.
En 1895, el diario ‘Los Angeles Time’ recogió el comentario de un efusivo visitante quien exclamó: «Es como si las nubes más brillantes del atardecer hubieran descendido y envuelto las colinas en su manto».
Inclusive la zona urbana del entonces condado de Los Ángeles, si había un buen invierno, se cubría de flores.
Pero, poco a poco, el pastoreo no controlado y la urbanización ha ido relegando la densidad floral a espacios controlados como los parques nacionales y estatales o a las regiones desérticas, que gracias al estallido de los capullos no se miran como tierras muertas.
A pesar de lo espectacular del suceso, no es tan complicado el fenómeno de la superfloración, como dijo en una ocasión el biólogo Justen Whittall, investigador de la Universidad de Santa Clara, basta que se dé un buen año de lluvias, en forma constante en su ciclo anual, y no unas cuantas veces en forma de diluvio, temperaturas frescas por las noches y un buen cúmulo de semillas bien repartido, para que se explaye. «La preparación de una superfloración no es un sprint, es un maratón».
Como ya se comentó, líneas arriba, el cambio climático es uno de los principales enemigos para la abundancia silvestre, ya sea que se dé una ola de calor extremo en primavera o la precipitación pluvial sea excesiva o arribe a destiempo para que el fenómeno no aparezca.
Hace unos días el ‘Washington Post’ publicó un artículo al respecto, para lo cual, entrevistó a Naomi Fraga, directora de programas de conservación del Jardín Botánico de California en Claremont, y el sitio web de ‘infobae’, lo retomó para el lector de habla hispana.
La también investigadora comentó que las floraciones ya vienen siendo un «fenómeno efímero», pues la última vez que se dio en todo su esplendor fue en el 2019.
«Las flores a menudo están latentes como semillas en el suelo, esperando las condiciones adecuadas para comenzar su ciclo de vida. Es muy probable que la impresionante exhibición floral de California esté relacionada con las enormes cantidades de precipitaciones que empaparon gran parte del estado en los últimos meses».
Rememoró la científica que las temperaturas frías son un ingrediente importante para la superfloración.
«Cuando el banco de semillas en el suelo experimenta este tipo de rango de temperaturas y precipitaciones a lo largo del tiempo, tiene la capacidad de estimular la germinación de varias especies diferentes, lo que crea el colorido paisaje».
En el artículo se hace hincapié que la mayoría de las especies vegetales que componen una superfloración típica son plantas anuales del desierto, lo cual quiere decir que completan su ciclo vital en unos pocos meses.
Según Joan Dudney, profesora adjunta de la Escuela Bren de Ciencias y Gestión Medioambientales de la Universidad de California en Santa Bárbara, antes de las fuertes lluvias y nevadas que asolaron a California recientemente, el estado había experimentado tres años secos, nunca antes registrados.
Sugiere que dicha sequía podría haber reducido el número de semillas de gramíneas invasoras en el paisaje y ayudado a mejorar las posibilidades de que las plantas autóctonas aprovecharán las fuertes lluvias y prosperaran.
«Creo que lo que estamos viendo hoy, hace trescientos o cuatrocientos años habría parecido un parpadeo, mientras que ahora parece un acontecimiento increíble. En realidad es una tragedia que hayamos perdido tanta diversidad y una extensión tan grande del área de distribución de estas especies».
Establece que si la gente no tiene cuidado al visitar los parches florales, se dan graves consecuencias ecológicas, ya que al caminar entre las flores, al pisarlas provocan la pérdida de las semillas.
«Para que ese ciclo vital continúe, tenemos que saber que estas flores no son el objetivo final. El objetivo final es la semilla».
Acerca del temido cambio climático, advierte que las ya frecuentes sequías alargan los periodos entre floraciones y si continúa los patrones meteorológicos podrían desplazar las precipitaciones estacionales al verano, en vez del invierno.
Es importante mencionar que once son los lugares preferidos por el turismo consciente para divisar el portento, aún fenómeno anual, donde renace la vida floral.
1.- Anza-Borrego Desert State Park.
Este es el parque estatal más grande de California. Contiene bajadas y arroyos desérticos, formaciones de rocas y coloridas lutitas. Desde los primeros días de marzo es posible encontrar las flores en el extremo norte de los jardines, ya sea en Henderson Canyon Road, al inicio de Coyote Canyon y Cactus Loop Trail en Mamarisk Grove y al término sur en June Wash y Vallecito Wash. También son interesantes los oasis y manantiales del lugar. El parque obtiene su nombre del explorador español, del siglo XVIII, Juan Bautista de Anza, de quien se recuerda su comentario de la espectacular floración: «Campos tan verdes como cubiertos de flores tocan las mismas aguas del mar», y del borrego, animal que tiene aquí su hábitat.
2.- Point Dume.
Es un promontorio en la costa de Malibú, que se adentra en el Océano Pacífico. Antes o después de disfrutar de la zona playera, se debe caminar hacia la cima del Malibu Cliff para encontrar los coreopsis gigantes que mutan de verde a amarillo al finalizar el invierno e iniciar la primavera.
3.- Green Sticks Ranch.
Debido a que esta zona es costera, regularmente se pueden apreciar los brotes de cerca de 150.000 plantas de jardín y árboles durante todo el año. Sin embargo, marzo, abril y principios de mayo está en todo su esplendor. Los responsables del área sugieren acudir a cualquiera de las reservas naturales del lugar para ver en su máximo esplendor esta maravilla natural (Palos Verdes Nature Preserve, Linden H. Chandler Preserve, George F. Canyon y White Point Nature Preserve). No solo la superfloración es el atractivo de aquí, también se puede gozar del avistamiento de la migración de la ballena gris.
4.- Antelope Valley.
Es una reserva protegida que alberga la floración silvestre más espectacular de todas. Once kilómetros de senderos abarca esta reserva cubierta de amapolas anaranjadas silvestres, con el singular hecho de que nunca han sido regadas de manera artificial.
5.- Point Mugu State Park.
Se encuentra ubicado en el Área Recreativa Nacional de las Montañas de Santa Mónica y es una ruta de 20.6 kilómetros, ideal para también practicar el senderismo. Se sugiere probar por el sendero Chumash que es una subida empinada, donde se pueden observar los lirios de chocolate. Es extremadamente espectacular la niebla sobre sus montañas.
6.-Malibu Creek State Park.
Esta zona está en plena recuperación después del devastador incendio que sufrió hace poco. Sin embargo, el visitante no se arrepentirá de visitarlo para gozar de los pinos silvestres. Ahí se encuentra la mítica caverna donde se dice que el líder de The Doors, Jim Morrison, escribió varias de sus canciones.
7.- Carrizo Plain.
En el sureste del condado de San Luis Obispo se encuentra el llamado Serengeti de California, vastos pastos que albergan unas praderas doradas y colinas escarpadas. Es uno de los últimos refugios del zorro kit, la ardilla antílope, el búho de madriguera, la rata canguro gigante y el lagarto leopardo.
8.- Death Valley State Park.
Ocupa una superficie de 13.518 kilómetros. Está situado en una zona árida que posee uno de los mayores relieves desérticos de la zona continental de los EE.UU. Aquí se encuentra el llamado Devil’s Hole (Agujero del diablo), un acuífero geotérmico. En esta primavera se le puede ver cubierto de malvas y girasoles del desierto y de verbenas de arena desértica.
9.- Idyllwild Nature Center.
Con un fondo de bosques montañosos, su atractivo reside por ofrecer uno de los principales centros de escalada de roca de la región y por tener al mismo tiempo, las cuatro estaciones, así como por sus festivales florales y de jazz. En su momento fue centro de reunión del movimiento hippie. Se recomienda que si su interés es únicamente la floración silvestre y es afecto al «Summit Trail» lo haga desde el centro natural hasta el prado del parque del condado y se retorne por el sendero Perimeter.
10.- Chino Hills State Park.
Este parque ofrece más de cuarenta rutas para el senderismo, en sus 31 millas desde las montañas Santa Ana hasta Whittier Hills.
La flora silvestre a encontrar será desde los robles, los pinos, los cipreses hasta las amapolas, la menta de coyote o los jengibres salvajes occidentales, pasando por los ojos azules bebé y el pepino silvestre.
A la par se puede visitar el Old Schoolhouse Museum, una vieja casona construida en 1888, totalmente restaurada y que albergó la primera escuela del área.
Si se es fanático de la historia de la aviación, desde 1957 el área alberga el Museo del Aire de los Aviones de la Fama, una vasta colección de aeronaves antiguas totalmente restauradas.
Para quien gusta de la pesca, se recomienda visitar el Parque Regional del Prado, dos mil acres de áreas verdes y una laguna.
11.- Walker Canyon (cerrado).
Desde el 2020 está vedado para el turista la visita al superflorecimiento del lugar, ya que en el 2019 se superó la expectativa en el número de visitantes a la ciudad de Lake Elsinore, muy posiblemente la marabunta superó los cien mil y causaron grandes destrozos a la flora local. Hasta el momento, no se ha podido recuperar y el florecimiento es poco y lento.