Max y la animación como medio de evangelización

El cine cristiano por lo general tiene el defecto de hacer más énfasis en la evangelización que en la historia de sus relatos. Lo que limita seriamente el alcance de su público.

En el caso de Max (Max & Me) de Donovan Cook, un animador convertido en director, el filme se vale de la animación para llevar su mensaje.

En primera instancia la película se centra en D. J., un adolescente huérfano que para evitar problemas con la ley tiene que tomar el trabajo de chofer y asistente de Gunter. Un anciano viudo que imprime a la antigua (en imprenta) los misales de su comunidad.

En sus charlas, Gunter le cuenta a D. J. la vida de Maximilian Kolbe, un padre franciscano polaco que fundó la orden del Inmaculado Corazón de María y promovió sus pensamientos a través de una revista. Además de fundar la ciudad la Inmaculada, un complejo religioso cerca de la ciudad de Varsovia, que contaba con un monasterio, un seminario, una editorial y una estación de radio. Además de llevar su mensaje a lugares tan lejanos como Japón.

Hay muchas cosas que se pueden decir de Max como película, unas buenas y otras no tanto.

El filme funciona sobretodo por el relato de la vida de “Max”. La personalidad optimista y devota es por momentos contagiosa, incluso en las peores circunstancias de su vida. El padre Kolbe vivió de segunda mano los acontecimientos de la Primera Guerra Mundial y de primera los horrores de la Segunda. Y su fe, esperanza y devoción a la Virgen María inspiraron a todos aquellos a los que tocó, como en vida lo hiciera Francisco de Asis. 

Esto sin duda es el gran acierto de la película. No es por nada que en el proceso de evangelización uno de los métodos más efectivos y utilizados es narrar la vida de los santos. 

Sin embargo. la película cojea en muchos frentes. La historia de D.J. y Gunter palidece ante el relato Max. Resulta lenta, aburrida, predecible y entre más conocemos la vida del padre Kolbe, menos queremos regresar a este lado de la historia. El adolescente en su rebeldía encontrará una guía moral en el relato que Gunter, en una evangelización descarada.

Otro aspecto muy deficiente es sin duda el estilo de animación, que se muestra deficiente y por momentos incluso inacabado, sin detalle, con una paleta de color que hace más obvios los defectos como falta de textura y poca fluidez de movimiento. La música tampoco destaca y nos lleva por los lugares comunes del estilo cristiano.  

Hay mencionar que en el doblaje tanto en inglés como en español el actor Hector Elizondo da voz a Gunter. Quien destaca en los momentos narrativos.

Aun así gracias a la inspiradora historia de Maximilian Kolbe, podemos pasar por alto gran parte de los defectos del filme. Que sin duda encontrara un buena recepción en algunos sectores de la población. Y no es ni la peor película animada del año (Guardianes del museo), ni la peor película cristiana. Pero seguramente no le hubiera perjudicado un poco más de presupuesto para pulir los detalles.

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