Armando Muñoz, el tijuanense autor de la Mona 

Por: Kristina Velfu 

Armando Muñoz, es un creativo tijuanense que, desde joven, mientras trabajaba en un taller de enmarcado, buscaba ser artista plástico y pasar a la historia. Fue en 1990 cuando se celebraron los 100 años de su ciudad natal, cuando se propuso construir la casa de sus sueños que a la vez fuera un monumento dedicado a la Ciudad fronteriza. 

Así, emprendió la idea de hacer una escultura habitable de concreto, con forma de mujer. Lo logró. Tardó sólo dos años para edificar la figura de 17 metros de altura y 18 toneladas. Su obra sobresale entre las cañadas de la colonia Aeropuerto en medio de un asentamiento habitacional popular, a cinco minutos de la frontera con Estados Unidos. 

Con vista desde la carretera, las curvas de esta voluptuosa mujer atrajeron durante 30 años visitantes locales y extranjeros. Muñoz narra que se hacían fiestas en las terrazas improvisadas en lo que algún día fue una alberca que hoy se encuentra vacía. Gracias a estos eventos era posible para él financiar el mantenimiento de su escultura “Tijuana Tercer Milenio” o la Mona, como es conocida su obra. 

“Los americanos venían en grupos para hacer fiestas en este lugar que es único. Lo construí para celebrar a mi ciudad, Tijuana, de la que estoy orgulloso. Cuando cumplió 100 años yo quería hacer un mega proyecto, que no fue apoyado por las autoridades y decidí hacerlo sólo”, abunda Armando, quien abre cordialmente las puertas de su casa a los curiosos que deciden acercarse hasta ella, para conocer la escultura. 

Aunque en un principio la Mona era habitable, y en ella vivió 5 años pues estaba equipada con cocina, estudio y recámara en distintas partes del cuerpo como la cabeza, el vientre y el pecho; actualmente está adosada a la construcción de departamentos y su propia vivienda, que dan soporte a la estructura, que pese al deterioro normal del tiempo se conserva en pie.

“No recibí apoyo para construirla y no recibo apoyo para conservarla, aunque desde hace 30 años es un símbolo de la Ciudad. Ya perdió una parte de la mano y no lo puedo reparar porque hay que contratar andamios gigantes para llegar hasta allí. Además, después de la pandemia dejé de recibir las visitas que organizaban eventos aquí. Desde manifestaciones políticas hasta fiestas sociales, con ello también dejé de recibir recursos económicos necesarios para su conservación”

Armando Muñoz, estudió hasta sexto de primaria, mucho tiempo se dedicó a pintar y algunos años trabajó -del otro lado- en California, pero volvió a Tijuana sin dudarloSu amigo de la infancia y luchador de lucha libre Rey Misterio, otro personaje emblemático de Tijuana, confiesa: “Armando ya quería ser escultor y yo luchador enmascarado, al final los dos lo logramos”. 

Actualmente el escultor trabaja en conjunto con asociaciones interesadas en la cultura y el arte. Continúa sus intentos por conseguir apoyo oficial para la conservación del monumento que sin duda expresa la fuerza del espíritu tijuanense, que siempre se encuentra en resistencia y que, contra todo pronóstico, al lado del imperio exportador de cultura e imagen occidental como lo es Estados Unidos, se mantiene intacta y vibrante. 


Lo más interesante de Armando como artista es que logró un objetivo poco convencional, inverosímil y disparatado. ¿Qué es el arte si no esto?

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