Por Javier Gutiérrez Ruvalcaba
«Nos vimos tantas veces, que casi me vuelvo diabético», palabras irónicas y exactas para describir sus seis peleas con el legendario «Sugar Ray Robinson», por parte del boxeador «Jake» LaMotta, de las cuales solo ganó una, pero esa única victoria lo llevó al reconocimiento deportivo, y más tarde Martin Scorsese y Robert De Niro lo catapultaron a la fama mundial.
Apodado «Toro Salvaje» por su brío al boxear, Gracobbe LaMotta fue desde niño explotado por su padre, quien a manera de entretenimiento para sus vecinos lo ponía a pelear, por unas monedas, con chicos de su edad. Siendo adolescente se descarrió, cometiendo fechoría tras fechoría, hasta que a sus 16 años fue a parar al reformatorio. Al salir le llamó tanto la atención el deporte de los puños que decidió dedicarse en cuerpo y alma a esta disciplina, debutando profesionalmente a los 19 años.
En 1942 se realizó el primero de sus seis combates con su acérrimo rival, «Sugar Ray Robinson», siendo derrotado por decisión unánime. Al siguiente año, de nueva cuenta se enfrentaron, y en esta ocasión y por única vez salió victorioso, para convertirse en el primer boxeador en derrotar a Walker Smith Jr, más conocido como «Sugar Ray Robinson». En ese mismo año se volvieron a ver las caras, cobrando revancha el que por muchos es considerado el mejor boxeador del siglo XX.
Para 1945 se da otro encuentro, de nueva cuenta saliendo airoso «Sugar», al igual que en los restantes tres enfrentamientos. El último de estos, en 1951, es el más memorable de todos, al grado de llamársele «la masacre del día de San Valentín», por lo sangriento y épico que resultó.
Ya retirado, LaMotta se dedicó a la actuación y a la comedia, y en 1970 aparecieron sus memorias, Raging Bull: My Story, que al ser leídas por el actor de Taxi driver, en los descansos de The Godfather: Part II, quedó fascinado por el personaje que dibujó LaMotta.
Con la mente puesta en representar al pugilista, De Niro le rogó a su amigo Scorsese realizar un filme basado en el libro.
Sin embargo, el cineasta se negaba, pues no consideraba que la vida de «Jack» valiese una cinta, además que sentía la temática muy trillada.
Cada que podía, durante cuatro años, el actor de The Irishman ponía sobre la mesa el tema, hasta que logró convencerlo de realizar Raging Bull, sin embargo, la insistencia no fue lo que convenció al también director de The Departed, sino el cuidado que recibió por parte de su entrañable amigo al tener una sobredosis de cocaína por un episodio depresivo. Se les asignó un presupuesto de 18 millones de dólares y se estrenó en noviembre de 1980.
LaMotta entrenó por casi un año a quien representó su vida en la pantalla grande, mostrándole el abc del boxeo y su esencia de vida. Para ya saberse apto, De Niro se inscribió en tres certámenes de boxeo, ganando un par. Adquirió tal fortaleza que, en una escena, el actor que interpretara al mítico monstruo Frankenstein le rompió una costilla a Joe Pesci, que representó a Joey LaMotta, hermano y manager del atleta, luego de golpearlo en un costado. En la secuencia, se observa como Pesci gime de dolor.
Pese a que la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas se decantó por De Niro para galardonarlo por este filme con el Óscar como mejor actor, para algunos críticos su personaje no reflejó en su totalidad la auténtica esencia de LaMotta.
Sin embargo, el ex boxeador quedó sorprendido como en cada escena, se sentía él mismo actuando, a tal grado que le comentó a un periodista: «Cuando vi la película estaba molesto. Me veía mal en ella. Entonces, me di cuenta que era verdad. Así es como fueron las cosas… así es como no soy ahora, pero así es como era entonces».
Para la parte final de la película, el actor que siempre gusta apegarse a la famosa técnica de «El Método» debía ganar peso, se le sugirió el uso de prótesis, pero se negó y aumentó su masa corporal atragantándose de comida, yéndose a vivir a Europa para en Francia e Italia degustar los más exquisitos platillos de aquellas regiones.
Satisfecho por ser interpretado por uno de los más grandes actores que ha dado la ciudad de Nueva York, finalmente «Jake» LaMotta falleció, a los 95 años de edad, el 20 de septiembre del 2017.