Por Cecilia Pineda
El pasado mes de abril marcó un hito significativo para la comunidad de Zacazonapan, muncipio sureño mexiquense, con la inauguración de su propio Museo Comunitario.
Ubicado en la calle Rubén Méndez del Castillo s/n, en la cabecera municipal, este museo es el resultado del esfuerzo conjunto de la comunidad local y las autoridades municipales.
El museo surge con la intención de sumergirse en las profundidades del pasado, explorando la rica historia de este municipio a través de descubrimientos arqueológicos y relatos ancestrales. Dividido en tres salas temáticas, ofrece a sus visitantes un viaje a través del tiempo.
La primera sala transporta a los visitantes a épocas remotas, explorando posibles asentamientos poblacionales y los grupos que alguna vez poblaron estas tierras. Es un tributo a la historia antigua de Zacazonapan, revelando secretos enterrados durante siglos.
La historia que alberga el Museo Comunitario de Zacazonapan no se limita a los registros escritos o los artefactos del pasado. También se adentra en el terreno de la paleontología, con un hallazgo que ha dejado boquiabiertos a expertos y visitantes por igual: los restos fósiles de un gonfoterio, ancestro de los elefantes, con más de 15 mil años de antigüedad.
El arqueólogo Gustavo Jaimes Vences, investigador de El Colegio Mexiquense, destaca la importancia de este descubrimiento para comprender la historia de la región. Aunque aún se están realizando investigaciones para determinar detalles precisos sobre estos restos fósiles, su mera presencia conecta el pasado remoto con el presente, ofreciendo una visión fascinante de la vida que una vez prosperó en esta tierra.
Con una altura que superaba los 2.70 metros y un peso que podía alcanzar las 5 toneladas, los gonfoterios eran criaturas imponentes con una apariencia similar a la de los elefantes modernos, pero con características únicas que los distinguían. Su presencia en Zacazonapan agrega una nueva capa de complejidad a la historia de este lugar, recordándonos que cada rincón de la tierra tiene historias por contar.
La segunda sala se sumerge en la historia más reciente del municipio, desde su fundación hasta la actualidad. Fotografías, artefactos y objetos donados por familias locales dan vida a las actividades agrícolas, ganaderas y mineras que han moldeado la identidad de Zacazonapan. Además, destaca la presencia de memorabilia relacionada con la película «Zacazonapan» de 1976, una joya del cine mexicano que captura la esencia de este lugar.
La tercera y última sala está dedicada a las actividades económicas que definen a Zacazonapan en la actualidad. Desde la producción de productos lácteos hasta la minería, cada aspecto clave de la economía local encuentra su lugar en esta exhibición. Destacando entre estos, el renombrado queso añejo de Zacazonapan, que ha ganado fama más allá de las fronteras locales y es el protagonista de la tradicional feria anual que se celebra cada diciembre.
Además de estas salas permanentes, el museo también alberga una sala de exposiciones temporales, destinada a los artistas de la comunidad. Este espacio proporciona una plataforma para que artistas locales exhiban sus obras y expresen su creatividad, enriqueciendo así el tejido cultural de Zacazonapan.
Desde su inauguración, el Museo Comunitario de Zacazonapan ha sido mucho más que un lugar estático de exhibición. Ha sido el escenario de numerosos encuentros académicos y culturales, con el objetivo de convertirse en un espacio abierto y plural para todos los pobladores, así como para los visitantes que deseen sumergirse en la historia e identidad de este municipio.
El logotipo del museo, inspirado en el Mapa de San Pedro Tenayac y San Juan Sacazonapa de Temascaltepec de 1656-1659, retrata la casita que aparece como topónimo, representando simbólicamente a todo el pueblo. Este diseño refleja la conexión del museo con la rica historia y tradiciones de Zacazonapan.
Además, el logotipo está coronado y rodeado por un xicalcoliuhqui, evocando el pasado prehispánico que caracteriza al municipio. Esta representación simbólica subraya la profunda conexión de Zacazonapan con su herencia ancestral.
El museo también sirve como testigo de la evolución de la arquitectura local. Aunque gran parte de las casas modestas de adobe se conservan en su estado original, se observa un cambio en el tipo de techo utilizado. En tiempos pasados, los techos de paja o zacate eran comunes, pero hoy en día, este elemento distintivo ha desaparecido en gran medida.
El museo es un testimonio vivo del compromiso de la comunidad de Zacazonapan con su patrimonio cultural y su deseo de compartirlo con el mundo. Es una primera etapa y se espera que sea un lugar común para los zacazonpenses. Cada artefacto, cada exposición, cada evento es una celebración de la rica historia y diversidad de esta tierra, recordándonos que el pasado sigue vivo en cada rincón de Zacazonapan.