
La música del vasco Benito Lertxundi interpretada en euskera, lengua que conocen menos de 400 mil personas en el mundo, logra conectar con un público más universal por su belleza y por la plena seguridad de su autor en su concepto.
Fiel a sus ideales, Benito defiende la importancia de usar su lengua y las ventajas del internet para difundir su trabajo, pues reconoce que antes de la posibilidad de compartirlo por este medio el público se reducía a lo local.
Softmagazine.mx habló con el autor, quien deja ver una vasta y contundente filosofía de vida. Miembro de una familia de 8 hermanos, nacidos en Orio, en el País Vasco, Benito confiesa que ir a la escuela era una especie de castigo porque le obligaban a hablar castellano, un idioma que no dominaba con destreza. Siempre cercano al arte lo que verdaderamente le gustaba era dibujar, participó en el coro parroquial y se inmiscuyó en el mundo de la relojería. De esta infancia se desprenden rasgos de su personalidad que deja ver en esta entrevista exclusiva, donde además descubrirás su pasión por el arte y su arraigada identidad.
Óscar Fernández.- Supongo que su música es solo para País Vasco, porque usted solo canta en Euskera, ¿es eso cierto?
Benito Lertxundi.- No, yo no hago música para Euskadi, la hago para el mundo. Las letras son en euskera, mi lengua, pero la música va más allá de una lengua; la música se hace en muchas lenguas y una de ellas es el euskera, pero la música es para todo el mundo, no solo para los vascos.
O.F.- ¿Hay más lugares donde se escuche su música?
B.L.- Desde la invención de Internet y las nuevas tecnologías, con la venta de nuestra música es con lo que menos ganamos, pero ha sido cuando más nos ha conocido el mundo. Hace unos años cuando vendía más discos era impensable que hubiera gente que me siguiera desde Australia, Estados Unidos, Inglaterra, Alemania, incluso hay gente que viene desde Japón a conocerme a Orio, y eso no me lo hubiera imaginado hace unos años; y es porque ese sistema nos ha llevado al mundo, es un gran escaparate universal. Hoy en día soy infinitamente más conocido que hace 30 años por ejemplo, por lo tanto el conocimiento es la divulgación de una cosa que se produce.
O.F.- ¿Y sobre el País Vasco?
B.L.- Yo naturalmente soy de aquí y este país vive una situación muy peculiar, somos un país colonizado por España y parte de Francia, y estas circunstancias nos llevan a tener una industria pequeña, también la lengua está marginada, y aunque me escuchen cantando en euskera mucha gente comenta: No sé lo que dices, pero tu música me comunica mucho. Y yo pienso que eso es muy gratificante.
No es cuestión de tamaño, la propia cultura se ha labrado en estas condiciones en las que vivimos, esta historia comenzó hace 50 años, con nosotros, es música folclórica que no tiene tradición, es más bien un poco juglaresca. De ese modo, música como la de otros países que tiene una tradición larga hace que cabalgue mejor en el tiempo, y nosotros estamos haciendo nuestra propia escuela.
O.F.- ¿Me puede platicar de algún dueto que usted haya tenido con algún artista, del país que fuese, llámese como se llame?
B.L.- No soy amigo de las colaboraciones, me lo han pedido y me he negado. Yo soy de esos artistas que defienden lo suyo, soy muy fiel al modelo que siempre me ha gustado, cada uno hace su trabajo y ese trabajo lo defiende uno solo y no con ese pequeño circo que es invitar a un amiguete para entretener al público. A mí me gusta, por ejemplo, en mi concierto un viaje propuesto por mí, comienza de esta manera para luego llevar a la gente a ciertos caminos de emoción que uno haya elegido y siempre me ha gustado que pasada la hora el espectador se pregunte: Y… ¿Cuándo empezamos este viaje? Para mí es una liturgia muy especial, yo cuido mucho esa liturgia; no me gusta dar colaboraciones, ni colaborar con otro, ni que colabore otro conmigo.
Anecdóticamente hice una colaboración con el pianista italiano Antonio Breschi, y por medio de unos paisanos míos conoció mi música, le gustó tanto que quiso conocerme, yo estaba en un concierto tiempo después y apareció este señor, quiso colaborar en un disco mío con su piano e introdujo en su material 2 ó 3 canciones en euskera con los irlandeses, entonces intervine, pero hace ya un tiempo que me niego a colaborar y continuo con este viaje.
O.F.- ¿Para hacer este viaje hay que hablar vasco? Lo pregunto porque en este medio en el que se va a publicar la mayoría no hablamos vasco.
B.L.- Yo creo que en ese viaje participa gente que no tiene ni el más mínimo conocimiento de euskera.
O.F.- ¿De qué manera?
B.L.- Con su imaginación, al servicio de lo que se está produciendo, mucha gente me ha dicho: ¡Qué pena que no le entiendo!, y les respondo: Igual y es mejor, probablemente usted esté poniendo su propia letra, igual es más interesante.

O.F.- Pero hay un esfuerzo en esas letras, hay algo que decir, ¿no?
B.L.- Sí, pero esto no tiene porqué interesar a todo el mundo, es evidente que si alguien entiende la letra y le gusta la música está recibiendo algo más completo, pero a lo mejor no, es posible que lo que le sugiere la música le lleve a unos ámbitos que no tienen nada que ver con la letra; a mí me pasa, a mí me encantan Tom Wise, Leonard Cohen y Bob Dylan, generalmente esta gente dice cosas interesantes, pero yo no les entiendo. Me encantan las canciones de Leonard Cohen y me imaginaba más o menos de qué estaba hablando y creo que lo que yo imaginaba le daba una dimensión mayor, que cuando me enteré lo que en realidad decían las canciones.
Tipos como Dylan se consideran más poetas que músicos.
Una cosa es lo que ellos crean, pero lo que Dylan ha influenciado en la música es significativo, a pesar de haber construido su carrera con tres acordes, igual que en la música clásica, hay muchas piezas con tres acordes, pero si Dylan no existiera habría que inventarlo, a pesar de que su voz no sea la mejor, pero aún así está considerado como uno de los más grandes.
A mí también me pasa que he subestimado alguna canción, una canción sobre un poema que me dejó un amigo y sin darme cuenta, estaban los acordes en la guitarra y la estaba tarareando, y en veinte minutos el trazo de la canción ya estaba hecho; esa canción no era importante para mí. Lo que sucedió es que mi disco duraba los 23 minutos que permitía de extensión el formato del vinilo y la única solución para que quedara bien era quitar una canción, nos juntamos todos los de la editora y mayormente influí yo para quitar esa canción que solo me había costado 20 minutos, decidimos quitar esa canción y así iba a quedar bien, pero sorpresivamente nos volvieron a mandar el disco con todas las canciones incluidas, esa canción la salvó la fábrica y se los agradecí un montón, se hizo nuevamente la prueba, y pasaba, ya no saltaba la aguja, se preocuparon porque saliera el disco completo al mercado y para nuestra sorpresa la canción que pegó fue esa. Esa canción es una de las míticas mías y no la valoré, a veces tenemos ideas particulares y no es así.
También quiero decir que quien quiera entender mis letras, en mis discos está la traducción al español, incluso hay traducciones al francés y al inglés. Por medio de mi mujer me entero de lo que pasa en internet, sin duda allí encontrareis todo, yo en lo personal no me he querido meter a ese mundo, porque me conozco, sé que me va a enganchar y no quiero dejar cosas que sigo haciendo por entrar en el mundo del internet.
O.F.- ¿Qué temáticas le preocupan?
B.L.- El tema que más me interesa tratar es el aspecto desconocido de la parte humana, creo que la humanidad vive alienada, domesticada, con sus creencias, sus tradiciones, tradiciones chabacanas, entregada a folclores baratos, a una manera muy codificada, muy de rebaño, que necesita autoridades. Estoy en una etapa en que yo desaprendí todo eso, me emancipé de todo. Lla vida no tiene que ver con esas cosas y es materia de crítica por mi parte, la libertad psicológica, el ego es fuente de todos los problemas humanos, la gente le ha agarrado gusto a la vanidad, a lo superficial.
En la sabiduría natural que tiene todo ser, animal, vegetal o existente, se le echan muchas capas de conceptos fáciles de creencias, se cultiva todo en esa espiral, termina aniquilando por completo a la mente, la mente es mente si es libre y cuando está prisionera es mentalidad, entonces el mundo está lleno de mentalidades adiestrables, dirigidas, conducidas, privadas por las corrientes, y la mente está adormecida, aniquilada, además la espiritualidad no tiene nada que ver con los credos, las creencias y los dioses, todo lo contrario, porque eso no tiene nada de espiritual, mi punto está en la necesidad de desintoxicación de la humanidad, no es un tema fácil, pero con metáforas voy construyendo mis canciones.