Por Javier Gutiérrez Ruvalcaba
En este 125 aniversario del natalicio de uno de los más grandes poetas españoles del siglo pasado, no está de más recordar que hace unos meses coincidieron el enésimo y más reciente lanzamiento de una compilación de poemas (que para sus editores son los principales) del poeta nacido en Fuente Vaqueros, Granada, Federico del Sagrado Corazón de Jesús García Lorca, conocido en el mundillo literario simplemente como Federico García Lorca, asesinado arteramente por las huestes golpistas del general Francisco Paulino Hermenegildo Teódulo Franco Bahamonde, el llamado generalísimo, en la madrugada del 19 de agosto de 1936 y una nota periodística que presuntamente daba pistas para la ubicación de los restos del poeta.
Nacido el 5 de junio de 1898, desde niño García Lorca mostró una gran inclinación hacia las bellas artes, en especial hacia la música, gustándole interpretar al piano canciones populares. El dibujo también le entusiasmaba, el cual conectaba con gran tino con su producción literaria.
Estudio las carreras de Derecho, junto con la de Filosofía y Letras en la Universidad de Granada. Su primer libro en prosa, ‘Impresiones y paisajes’, lo publicó en 1918. Para 1919, son convencidos sus padres para que ingresara a la Residencia de Estudiantes, añadidura académica de los estudios universitarios. Al conocer en 1921 a Manuel de Falla y hacerse de su amistad emprende su interés por el cante jondo, que a la postre se tradujo en el ‘Poema del cante jondo’. En diciembre de 1927, en propuesta de la Sociedad Económica de Amigos del País, se reúnen varios poetas españoles para conmemorar el tricentenario del fallecimiento de Luis de Góngora. Entre los invitados se encontraba García Lorca, más tarde la historiografía literaria concedió al grupo el sobrenombre de Generación del 27. En la primavera de 1929 acompaña a Nueva York a su amigo Fernando de los Ríos, viaje que le dio vida a ‘Poeta en Nueva York’. Apasionado del teatro, con el nacimiento de la Segunda República Española le fue confiada la dirección de la célebre compañía ‘La Barraca’, formada en su mayoría por estudiantes. En 1936, al estallar la sublevación militar contra la República, el autor de ‘La casa de Bernarda Alba’ fue uno de los primeros intelectuales en estar en la mira de la milicia al mando del general Franco. Luego de ser capturado, la madrugada del 18 de agosto de ese año es fusilado. Para no ser venerado por el pueblo, sus restos mortales fueron desechados en alguna fosa común, de las tantas que se abrieron para aventar los restos de los republicanos. Hasta la fecha se desconoce dóndeyace el insigne poeta.
Sin embargo, una nota periodística, aparecida el año pasado en la sección cultural del diario ibérico ‘La Razón‘, daba cuenta de una nueva pista sobre los restos del autor del ‘Romancero Gitano’. Víctor Fernández, redactor del artículo señala que un libro de memorias, ‘Relaciones. Emilio Llanos. Federico García Lorca’ (Comares), de Lola Manjón, amiga íntima del vate granadino, da pistas de los perdidos restos de Lorca.
En una de sus líneas, Llanos redactó «Hoy no he querido decirte que estoy pasando unos días intranquilos, no sé si recuerdas [letras dirigidas a un investigador del yacimiento del cadáver del poeta, llamado Agustín Penón] que te conté que estando en San Francisco [un parador turístico inaugurado muy cerca del hogar lorquiano en junio de 1945] me dijo el señor chileno [se desconoce el sujeto referido] que, según contaba un escritor inglés [posiblemente el hispanista Gerald Brenan], la familia García Lorca habían sacado los restos de Federico y llevado fuera de Granada, pero que el novelista español [quizá Pío Baroja] lo desmintió y diciendo que estaba enterrado en un pozo, entre dos pueblos de Granada».
Más adelante se lee: «Yo no di importancia a este rumor del extranjero, pero me quedé helada cuando hace unas noches el magistrado amigo mío me dijo ‘¿Por qué va usted tanto a Víznar si me han dicho que la familia ha traído un permiso especial y con todo sigilo se ha llevado los restos en una maleta?’”.
Se sabe que Llanos dudaba de esos hechos, pero le inquietaba lo que le comentó el dueño del hotel donde se alojaba Penón, acerca de que sacaron varios cadáveres todavía con vestimentas.
Lo que sí es cierto que aún no han sido identificados los despojos del creador de ‘La casa de Bernarda Alba’.
En la recopilación de los poemas esenciales editados por Salvat, en una bella edición para su colección de poesía, en distribución masiva que se pueden encontrar en cualquier kiosco de voceadores, se podrá leer el “Soneto de la dulce queja”, que bien podría ser una premonición de su asesinato y una apresurada despedida del poeta a su amor.
Tengo miedo a perder la maravilla de tus ojos de estatua y el acento que me pone de noche en la mejilla la solitaria rosa de tu aliento.
Tengo pena de ser en esta orilla tronco sin ramas, y lo que más siento es no tener la flor, pulpa o arcilla, para el gusano de mi sufrimiento.
Si tú eres el tesoro oculto mío, si eres mi cruz y mi dolor mojado, si soy el perro de tu señorío,
no dejes perder lo que he ganado y decora las aguas de tu río con hojas de mi Otoñoenajenado.
Quizá sea una más de las pistas falsas que a lo largo de los años se han venido dando.
Si están interesados en saber más de la vida del autor de ‘El Romancero gitano’, recomiendo una serie llamada ‘Lorca, muerte de un poeta’, que la pueden encontrar en HD en YouTube, imperdible.