Por Javier Gutiérrez Ruvalcaba
Las figuras contraculturales siempre han sido rechazadas por el establishment y desde que inician a descollar, el grupo de poder ejerce toda su influencia para que luego de trascender mediáticamente vayan siendo borradas del mapa cultural. Pocos han sido los que luego de la expectativa creada en su momento perviven en la memoria colectiva y el poeta Allen Ginsberg fue uno de ellos. Si los medios de comunicación masiva dan cuenta puntual de sus últimos momentos en el plano terrenal, seguro que el occiso ingresará en el pantheon de los revolucionarios del intelecto.
El 6 de abril de 1997, los diarios de todo el mundo anunciaban que el padre del movimiento beat, Irwin Allen Ginsberg había fallecido de un cáncer terminal, al lado de su pareja sentimental, Peter Orlovsky, en su departamento en el East Village de Manhattan, un barrio de viejos edificios del que se apoderaron, en los noventa, las personas en situación de calle y miembros de la contracultura.
Años antes se le había detectado una hepatitis C crónica, que a partir de 1988 se convirtió en cirrosis y después se transformó en cáncer. Su médico de cabecera, David Clain, pensó que el autor de ‘Kaddish’ todavía tenía un aproximado máximo de un año más de vida, pero horas antes del último suspiro tuvo un derrame cerebral y otras complicaciones derivadas de su enfermedad. Previo al accidente cerebro-vascular, había autorizado a los médicos el hacer público su diagnóstico, cuando recién había terminado una serie de poemas, que a la postre se convirtieron en libro póstumo: ‘Death and fame poems1993-1997’.
Tras el anuncio, el mundo intelectual norteamericano expresó afectos, como el de Robert Pinski, traductor al inglés de Dante: «Su muerte será más que el fin de una era». Así como el de Art d’Lugoff, propietario del mítico club de jazz Village Gate: «Fue un profeta de nuestra sociedad».
En 1995, ya conocedor de su mal hepático, además con una diabetes crónica y fallas cardíacas, aceptó la oferta por su archivo personal que la había realizado la Universidad de Stanford, irónicamente una institución conservadora. La oferta fue por un millón de dólares, dinero que utilizó en la compra del departamento que sería su última morada.
Budista consumado, Ginsberg, nacido en Paterson, Nueva Jersey, se dio a conocer en el mundo de la literatura en 1956 con ‘Howl and Others Poems’, libro que escandalizó a las almas de «buenas costumbres» y por el cual fue perseguido judicialmente, por versar su amor a los de su mismo género biológico. Suceso que ayudó a convertirlo en la figura cimera del movimiento beat y que luego influyó en las letras de Bob Dylan, Patti Smith, Jerry García y Robert Smith.
Entre las anécdotas que se recuerdan en torno a esta publicación está la del envío de copias impresas del libro, desde Londres, cuando oficiales de la aduana las retuvieron junto con el arresto de Shig Murao, un encargado de librería que pensaba recogerlas. Además, se giraron órdenes de aprehensión contra el propio Ginsberg y contra el editor, Lawrence Ferlinghetti. El juicio por el cargo de obscenidad contra Murao, Ginsberg y Ferlinghetti levantó ámpula entre la comunidad intelectual y se desató la presión. El fallo de la Corte fue a favor de los imputados y se indicó que ‘Howl and Others Poems’ estaba protegido bajo la primera enmienda constitucional de libertad de expresión irrestricta.
El que fuera ganador del premio literario más prestigioso en los Estados Unidos en 1972, el National Book Award, por ‘Fall of America’, como es de imaginar fue el poeta insignia de la generación beat de los años cincuenta y el creador del término «flower power», usado en las manifestaciones de los años sesenta y que hoy en día sigue vigente. En su plenitud de fama participo activamente en las protestas masivas contra la guerra de Vietnam y por los derechos de la comunidad homosexual.
En 2006, apareció en librerías la que, hasta el momento, es la más atinada traducción del polémico ‘Howl and Others Poems’, ‘Aullido’ por su conversión al español. El trabajo fue realizado por Rodrigo Olavarría para la editorial Anagrama. Además, la empresa editorial española también tiene en su catálogo: el poemario ‘Kaddish’, los epistolarios ‘Las cartas de la ayahuasca’ (con William S. Burroughs) y ‘Cartas’ (con Jack Kerouac) y la antología ‘Ginsberg esencial’.
Así da inicio la reciente traducción:
Vi las mejores mentes de mi generación destruidas por la locura, hambrientas
histéricas desnudas,
arrastrándose por las calles de los negros al amanecer en busca de un colérico pinchazo,
hípsters con cabezas de ángel ardiendo por la antigua conexión celestial con el estrellado dínamo de la maquinaria nocturna…
La versión cinematográfica, llamada igual que el libro está basada en la primera aparición pública importante de los beatniks en el Six Gallery. Está escrita y dirigida por Rob Epstein y Jeffrey Friedman. James Franco personifica a Ginsberg. Infortunadamente, no está incluida para suscriptores en ninguna de las plataformas de streaming. Sin embargo, Clarovideo sí la tiene en renta.