En entrevista exclusiva para Soft Magazine Mx, el pintor Rafael Cauduro se muestra como un ser sensible y sensato. En este momento de su vida, su prioridad es su propia salud y pasar tiempo con su familia.
En tanto se expone una magna muestra de su obra y trayectoria en el Colegio de San Ildefonso, él reflexiona sobre su destino, su vocación y hace una remembranza, llena de sabiduría, sobre su posicionamiento ante la inclusión, tema sobre el que ha trabajado desde el nacimiento de su primer hija. El maestro Cauduro considera que “cuando la sociedad y la humanidad dejen de sentirse superiores por tener todas sus ‘capacidades’, el mundo va a ser un lugar mejor, ya que nos dará orgullo saber que estas personas con ‘discapacidad’ están luchando el doble y se esfuerzan aún más para pertenecer a este mundo”.
Así, Cauduro se erige como uno de los grandes muralistas mexicanos, preocupado por visibilizar a los vulnerables y dejar testimonio de las injusticias que son inaceptables, hoy más que nunca.
Kristina Velfu .- ¿Qué significa en su vida el tema de la discapacidad?
Rafael Cauduro.- Significa mucho en mi vida, pude comprender la vulnerabilidad humana y a la vez su grandeza. Comprendí que el ser humano es un ser discapacitado por naturaleza y que gracias a las prótesis que hemos creado, es que hemos podido sobrevivir, por ejemplo la ropa, que es una prótesis para la piel, ya que sin ella no podríamos soportar las inclemencias del clima, nos protege y al mismo tiempo nos uniforma y con ello hemos creado la cultura de la moda. En la serie de discapacidad que pinté, traté de ejemplificar estas prótesis que hemos creado. Desafortunadamente, también existe la discapacidad humana que ofende, como la indiferencia, la discriminación, la prepotencia, el abuso, la represión desde el poder autoritario y la irresponsabilidad.
Pero en mi vida, la discapacidad llegó de una manera muy hermosa, Juliana, mi hija, me enseñó a entender la vida, la risa y el amor de una forma especial, alegró mis días con su carisma, siempre he dicho que si no me hizo más sabio, me hizo menos bruto, y por ello en mi obra quise dignificar y proyectar que estas personas son extraordinarias.
Cuando la sociedad y la humanidad deje de sentirse superior por tener todas sus “capacidades”, el mundo va a ser un lugar mejor, ya que nos dará orgullo saber que estas personas con “discapacidad” están luchando el doble y se esfuerzan aún más para pertenecer a este mundo.
KV.- ¿Cómo fue su primer encuentro con la injusticia?
RC.- La injusticia siempre ha estado presente en mi obra, pero a raíz de los murales que realicé en la SCJN se convirtió en un tema de conversación importante no solo en mi obra, sino también en mi vida, el cual tuve que retomar una y otra vez para poder entender y procesar esta gran problemática en nuestro país. Sobre todo, los procesos viciados, que significan personas que llevan años esperando sentencia y que por falta de recursos siguen en la cárcel. Son temas muy delicados que debemos de hacer algo para cambiar.
KV.- ¿Usted ha sido víctima de alguna injusticia como las que retrata?
RC.- Afortunadamente no como tal, pero en una ocasión se metieron a robar a mi estudio en Cuernavaca. Fue un domingo que salí a comer con mis hijas y cuando regresamos se habían llevado computadoras, cámaras, mi caja fuerte y proyectores, por fortuna no se llevaron nada de mi obra.
KV.- Se mencionó su preparación “autodidacta”, ¿considera que ser artista es un destino, un don, una cualidad?, ¿cómo formó su estilo?
RC.- Sí, es un destino. La verdad no tuve otra opción, lo único que sabía hacer y me salía bien desde niño era dibujar. La misma vida me fue llevando por el camino del arte y así mismo se formó mi estilo. La vocación siempre estuvo ahí, mis padres y todo lo que he vivido me ayudaron a encontrarme.
KV.- Si no hubiera sido artista, ¿qué sería?
RC.- Cuando tomé el examen vocacional en la preparatoria me dijeron que yo estaba en la rama de las humanidades, que podía dedicarme desde a ser bailarín hasta pintor, pero soy muy malo bailando, así que, de alguna forma, agradezco haber sido un artista plástico.
KV.- ¿Qué ha aprendido del arte en 50 años de dedicarse a él?
RC.- Que nunca dejas de aprender, el arte cambia y evoluciona de acuerdo a las necesidades y vicisitudes de la sociedad, sigue siendo el conducto para plasmar ideas, sentimientos y pesares, para transmitir de persona en persona, levantar la voz y mirar con otros ojos la realidad.
KV.- ¿La exposición ‘Un Cauduro es Un Cauduro (Es Un Cauduro)’ qué significa para usted?
RC.- Para mí es algo muy importante; desde 1997 no me había involucrado en el proceso de hacer una exposición, ya que me dediqué más a hacer los murales, lo cual me apasionó mucho. Significa mucho para mí poder acercarme a nuevas generaciones, servir de inspiración, ver la respuesta del público me ha dejado impactado. Y estoy muy agradecido que mis obras estén expuestas en el lugar donde están los murales de Orozco y Siqueiros, es para mí un orgullo muy grande.
KV.- ¿En qué se encuentra trabajando ahora?
RC.- Por el momento estoy enfocado en recuperarme en temas de salud, me es un poco difícil poder estar mucho tiempo en el estudio y concentrarme, por ahora he decidido descansar y disfrutar de mi familia.