Por Óscar Fernández
“Cada niño es un artista. El problema es cómo seguir siendo artista una vez que crezca”
Pablo Picasso
Los niños han inspirado el arte, la música, y la literatura. Estas historias no siempre tienen un final feliz, pero si una identidad, pues hoy en día las fotografías de menores están prohibidas. Pero esas leyes rotas nos han dado como resultado lo que les contaré a continuación.
Comenzaré con la agrupación estadounidense de género grunge, formada en 1987, fundada por su polémico vocalista Kurt Cobain, quien se suicidó con tan solo 27 años, precisamente en el mes de abril; evidentemente me refiero a Nirvana. En su haber hay una sucesión de excelsos discos que contienen versiones de David Bowie y algunos temas propios que se han quedado como himnos para la humanidad. Pero en uno de sus álbumes de estudio de nombre “Nevermind” aparece un bebé de 4 meses completamente desnudo nadando en una gran piscina con su vista fijada a un billete de dólar perforado por un anzuelo.
Esta portada que contiene al niño se ha convertido en una de las imágenes más icónicas del rock. El disco con grandes éxitos generó polémica, pues la idea original de la banda era mostrar la influencia del capitalismo en nosotros desde que somos recién nacidos.
Dicho disco obtuvo el resultado menos esperado, su portada se volvió inmortal en camisetas, toallas y todo tipo de mercancía. De hecho, pocas portadas en la historia de la música son tan recordadas como Nevermind. Desafortunadamente la historia tuvo un desenlace áspero, pues el niño que aparece en la portada se llama Elden, quien por cierto tiene 20 años en la actualidad y sus padres por la sesión de fotos percibieron la irrisoria cantidad de 200 dólares.
El Joven Elden demandó a la banda en agosto del 2021 acusándola de pornografía infantil, argumentando que su desnudez y el dólar hacían una alegoría a un trabajador sexual. Evidentemente el delito habría prescrito 10 años después de haberse lanzado el álbum más exitoso de la banda, fue así como el joven volvió al anonimato y el niño que personaliza en la portada queda intocable para todos los fanáticos de la banda y artistas del mundo entero.
Cuando hablamos de niños no puedo dejar de pensar el grandioso Eric Clapton, su canción más hermosa está centrada en la tragedia, la inspira su hijo Conor Clapton, quien murió con tan solo 4 años al caer del piso 53 en un apartamento que tenía el artista en Manhattan. Un ama de llaves que estaba limpiando la habitación dejó una ventana abierta y el niño se precipitó al vacío.
En canción más conocida de Clapton “Tears in heaven” el artista dialoga con su hijo como si el niño lo pudiera escuchar, le pregunta si recordaría su nombre cuando se encontraran en el cielo, también le deja saber que si todo sería lo mismo cuando se vuelvan encontrar en el cielo, le pide tomar su mano y caminar juntos de nuevo, es conmovedora y triste, pero es el profundo sufrimiento que solo puede crear arte verdadera.
Conor fue el único hijo varón de Clapton, además su primogénito, después en sucesivos matrimonios tuvo varias hijas, pero Conor dejó una canción para la historia, que solo el artista entra en una catarsis para poderla cantar y revivir el suceso tan doloroso, esparciendo el dolor y el sentimiento a toda su audiencia.
Y hablando de portadas de discos donde aparecen niños, en 2001 el mismo Eric Clapton publicó su disco Reptile ¿Y quieren saber quién aparece en la portada? Pues hay que ser buenos fisonomistas, pues el veterano musico tiene 78 años, pero hay quien afirma que es el mismo Eric de niño en aquel decimocuarto álbum de estudio, aunque hay quien tiene una opinión distinta. Déjanos tu comentario de quien es el que está allí retratado.
Y si en la literatura hablamos de “El Principito” pudiéramos pensar que el autor Antoine de Saint-Exupéry nunca creció, pues como él lo dice: “Todas las personas mayores fueron al principio niños, aunque pocas de ellas lo recuerdan”
En su libro tiene un razonamiento más increíble que un intelectual, pues la mente de un niño trabaja sin cuestionamientos, cree en las maravillas, en la pureza. La inocencia del principito, quien vive aislado nos deja ver lo poco contaminado que está por los adultos y el mundo en el que vivimos.
Y a quien no le guste el libro, puede ser porque no recuerda su infancia, Antoine de Saint-Exupéry se gana mi corazón en las dedicatorias, cuando menciona a sus amigos, pero de niños, es una dedicatoria al niño que se asoma en algún lugar de todos aquellos adultos que no saben cómo volver a la verdadera casa.