Carlos Ruiz Zafón (1964-2020) fue el creador de un mundo misterioso, único, gótico, desde El Príncipe de la Niebla, hasta La Sombra del Viento. Barcelonés, traducido a un sinfín de idiomas, el hombre que aún creía en los dragones, deslizaba sus letras entre el fuego y la niebla, buscando libros en los bazares imaginarios y perdidos de los lugares ocultos en una Barcelona sumergida en la posguerra; gótica y misteriosa, así como el cementerio de los libros olvidados.
Con alma de niño, como su protagonista Daniel Sempere en su obra La Sombra del Viento, conservó la ingenuidad de los pocos años que podían contarse con los dedos de ambas manos; huérfano de madre, pues cuando la mencionaba a su padre le faltaba la voz para responderle.
Ruiz Zafón murió prematuramente, tras un periodo de enfermedad, poco después de terminar su tetralogía, justo cuando su voz literaria cobraba fuerza. Legó al mundo obras como El Príncipe de la Niebla, La Sombra del Viento, El Juego del Ángel, El Prisionero del Cielo y El Laberinto de los Espíritus.
Entre ellas la favorita y la que le catapultó al éxito fue La Sombra del Viento en la que dejó ver entre sus líneas su lugar de origen. Al paso que el alba cobriza se asomaba en las calles de una Barcelona gris, los estragos del invierno se dejaban notar, mientras los libros se le hacían polvo entre sus manos, hasta que halló su fortuna.
Para el autor: “Cada libro tiene alma. El alma de quien lo escribe, y el alma de quienes lo leyeron y vivieron, y soñaron con él. Cada vez que un libro cambia de manos, cada vez que alguien desliza la mirada por sus páginas, su espíritu crece y se hace fuerte”.
Carlos Ruiz Zafón combinó la novela histórica, relato, comedia, intriga y suspenso, en una trágica historia de amor. Amor por un libro. En La Sombra del Viento, Daniel, el pequeño protagonista es llevado por su padre a un bazar en el barrio del Raval, donde escoge un libro que le marca la vida, escrito por un misterioso autor llamado Julián Carax, con el mismo título que da nombre a la novela, mientras más investiga del libro y del autor se da cuenta que todos los ejemplares habían sido quemados por una extraña razón, y el autor desaparecido en Francia por una riña. El libro de Daniel se convierte en una pieza única e invaluable, pero eso lo sumerge más en una serie de incógnitas que lo llevan por un camino escarpado carente de respuestas.
En los días de ceniza Daniel se siente atraído por Clara, sobrina de Gustavo Barceló, aquel librero que le permite encontrarse con La Sombra del Viento, en aquella vieja estantería cubierta de polvo, en la que las letras se desvanecen ante una historia que se convierte en una nube dorada que lo absorbe.
Daniel obsesionado con el libro al cumplir 16 años es interceptado por un sujeto que le amenaza y le exige que le entregue ese único ejemplar que mantiene vivo a Julián Carax, con la encomienda de quemarlo y desaparecer sus escritos de la faz de la tierra, pero ¿qué contiene La Sombra del Viento para desencadenar una persecución?
“Cuéntale al mundo nuestras historias y jamás olvides que existimos mientras alguien nos recuerda”, escribe ese autor maldito, Julián Carax, cuando finalmente conoce a Daniel.
Carlos Ruiz Zafón jamás estuvo interesado en que sus novelas fueran llevadas al cine, sus obras están escritas para el ojo crítico. No era un académico, era un lector aficionado, con magia para hilvanar sucesos de sus complejos personajes, en una Barcelona que es gris y un mosaico local, contrasta con Gaudí y su turismo veraniego. La posguerra es poco más que la escena de trasfondo, historia incompleta contada en diarios enmohecidos, Carlos Ruiz Zafón atrae a gente que no lee.
“La próxima vez que quieras salvar un libro no te juegues la vida, te llevaré a un lugar secreto donde los libros nunca mueren”. Carlos Ruiz Zafón.
