En semanas recientes la actriz Zendaya ha puesto en la mesa la importancia de los coordinadores de intimidad en las escenas con contacto en las series de televisión y los filmes. Esto en el marco del estreno de su más reciente película Desafiantes (Challengers, 2024).
La popular actriz de la serie Euphoria ha hecho hincapié en la importancia en el trabajo de estos elementos, relativamente nuevos en las industrias creativas. Cuyo trabajo es hacer sentir cómodos a los actores no solo en las escenas de sexo, sino cualquier escena que implique un contacto físico.
Al parecer este puesto en las producciones tomó relevancia en Hollywood y otros países a raíz del movimiento #MeToo y las denuncias por los abusos sexuales en el caso Weinstein.
En Estados Unidos otra actriz que ha ensalzado a los coordinadores es la ganadora del Óscar, Emma Stone. Quien comentó que, durante la producción de la película Poor Things (2023), habría utilizado por primera vez una coordinadora de intimidad, debido a la gran carga sexual del filme.
Como Emma ya había trabajado de forma previa con el director griego Yorgos Lanthimos en La Favorita (The Favourite, 2018), no veía la necesidad de este puesto. Y el mismo Lanthimos al principio se sentía reacio a trabajar con Elle McAlpine, la especialista en este tema, porque ya había rodado escenas sexuales en algunos de sus filmes.
Sin embargo, después de trabajar con McAlpine tanto Yorgos como Emma sintieron la diferencia. La actriz ha declarado que no piensa volver a realizar escenas sexuales sin un coordinador. Ya que la diferencia entre la energía y sobre todo la seguridad en el set era notable.
La seguridad y comodidad de los actores en este tipo de escenas es algo en lo que no se pensó durante mucho tiempo. De forma infame es famoso el caso de la actriz María Schneider. Quien durante el rodaje de El último tango en París (The Last Tango In Paris,1972), al contar con solo 19 años, denunció haberse sentido violada y humillada en una escena con Marlon Brando. Donde el actor utiliza mantequilla como lubricante para una escena de violación.
María durante años se sintió traumatizada por el evento y tanto su carrera como su vida personal sufrieron severamente. Y su sentir degeneró en una adicción a las sustancias y repetidos intentos de suicidio.
Tras la muerte de María en 2011, de forma desafortunada el director Bernardo Bertolucci, comentó que se sentía un poco culpable por lo que había sucedido con la actriz. Pero que en su momento no quería que fingiese la humillación, quería que la sintiese. Pero este solamente es el caso más notable y mediático de abuso de autoridad en las industrias creativas. Incontables casos de actores que han sentido abuso en los sets de grabación, ya sea por el comportamiento de sus coprotagonistas o las exigencias de los directores o productores han pasado a ser parte del anecdotario de muchas producciones.
Y en el resto del mundo
Aunque en el plano internacional hay voces que se pronuncian en contra de los coordinadores de intimidad, como la de Toni Collette, por malas experiencias o por una forma tradicional de hacer cine, como la de Sean Bean y Michael Cane. En el mundo se está haciendo eco de profesionalizar la profesión. En países como Colombia, España y México poco a poco la tarea de los coordinadores de intimidad se está haciendo más necesaria.
En España la actriz Maribel Verdú alzo la voz para comentar que no volvería a realizar una escena intima sin un coordinador. En la península ibérica a pesar de las exigencias de plataformas como Netflix y Amazon para contar con este puesto en los sets solo se cuenta con 5 profesionales en el ramo, una en Barcelona y cuatro en Madrid.
En Colombia la actriz y maestra de arte dramático, Natalia Muñoz Rocha, como parte de la Secretaría de Mujer y Género, en la Asociación Colombina de Actores y Actrices, ha emprendido una lucha por la creación y profesionalización en el ramo para evitar el abuso sexual.
Mientras que, en México, aunque el rol ya existe, para mediados de 2023, solamente Ana Sofía Sánchez se encuentra certificada por la agencia Intimacy Professionals Association (IPA), para desarrollar el oficio. Aunque hay personas que ya ejercen el puesto sin estar certificadas.
Un Actor Malo
A propósito de este tema, recientemente en nuestro país se estrenó el filme Un Actor Malo del realizador Jorge Cuchi. La película protagonizada por Alfonso Dosal y Fiona Palomo es probablemente el primer filme que hace hincapié de forma seria, aunque indirecta, en la importancia de los coordinadores de intimidad.
La historia gira entorno al rodaje de un filme ficticio donde Daniel (Alfonso Dosal) y Sandra (Fiona Palomo) interpretan a una pareja de amantes ilícitos. Después de un pesado día de rodaje en camerinos ambos actores con otros miembros del elenco y staff comienzan a hablar de las escenas de sexo en el cine y el mito de que en algunas producciones se han realizado actos sexuales de forma real. Sandra comenta que nunca tendría sexo en cámara porque le pagan para fingir, mientras que Daniel dice que no sería tan reacio a hacerlo. Todo esto como preámbulo al rodaje del día siguiente, donde ambos actores tendrán una escena de cama.
Daniel está casado y con su pareja tiene a un hijo recién nacido. Rumbo a la locación recibe buenas noticias de que probablemente podría participar en una película de Hollywood.
El rodaje parece correr de forma normal en un motel del Estado de México. Pero después de la escena de cama Sandra parece perturbada. A partir de ese momento comienza una espiral de acontecimientos, porque Sandra les confía a dos compañeras del staff que fue violada por Daniel durante la escena y quiere denunciarlo.
¿Creer o no creer?
El trabajo de Cuchi como director y guionista del filme destaca por ocultar al espectador la mayor parte de la historia que fue lo que sucedió en realidad. Mientras que Sandra está empeñada en denunciar el hecho, Daniel parece confundido. La producción se detiene y el director y la productora del filme ficticio no saben cómo actuar, no quieren tomar postura y su interés es salvar el filme.
El aparente absurdo de la situación degenera en un circo social y mediático, cuando alguien filtra la escena a los medios. Y a pesar de la seriedad del tema, es imposible no caer en el humor involuntario. Pero esto no es gratuito.
El filme hace una crítica a un sistema y una cultura que durante décadas en los medios ha trivializado la violación y el abuso sexual. Un sistema que revictimiza a las mujeres y un sector del periodismo que han hecho su agosto banalizando la intimidad de los famosos. Además de mostrar la radicalización de algunos sectores del feminismo, hartos (y con razón) de la falta de seguridad para las mujeres.
Al existir la duda sobre el hecho, el filme muestra diversas posturas y creencias que aún son comunes, como la especulación de una venganza o la teoría de la amante resentida. Se pone en duda la denuncia de Sandra con la pregunta recurrente ¿por qué en el momento no dijiste nada?, ante una situación que fácilmente pudo ser evitada con un coordinador de intimidad.
La resolución del conflicto, aunque a primera vista parece surrealista no está alejada de la realidad. Y la seriedad del tema no podría sostenerse sin las destacadas actuaciones de Alfonso Dosal y sobre todo de Fiona Palomo.
Un actor malo toca diversos temas con éxito, pero sobre todo señala la necesidad e importancia de la seguridad en el ambiente de trabajo, en este caso en las artes dramáticas. Pero también muestra como en esta sociedad ante la duda no hemos llegado a conciliar de manera satisfactoria en creer siempre a las víctimas y escuchar los dos lados la historia antes de actuar sacar conclusiones.
El filme de Jorge Cuchi plantea un escenario difícil y brutal, que hace crítica a todas las partes. Pero en su resolución nos habla de una solución, por lo menos en este ramo, que es más sencilla y puede proteger a todas las partes. Los coordinadores de intimidad se están volviendo indispensables, pero su profesionalización y uso no va a la velocidad que está industria requiere.
