En diciembre del 2010, la Real Academia Española (RAE) en el quinto punto de sus principales novedades de su edición de la Ortografía de la lengua española, correspondiente a ese año anunció la eliminación de la tilde diacrítica en el adverbio solo y los pronombres demostrativos incluso en casos de posible ambigüedad.
Nos advirtió que la palabra solo, cuando es adverbio y equivale a solamente o cuando es adjetivo, junto con los demostrativos este, ese y aquel, con sus femeninos y plurales que funcionen como pronombres o como determinantes no deberán llevar acento, basándose en las reglas generales de acentuación, por tratarse de palabras llanas y en el caso de aquel, por ser palabra aguda.
Nos recordaba que las reglas ortográficas anteriores inhibían el uso de la vírgula diacrítica en el adverbio solo y los pronombres demostrativos para diferenciarlos del adjetivo solo y de los determinantes demostrativos, cuando en una misma frase podría presentarse ambigüedad interpretativa con ambos vocablos.
Nos recalcaba que ese empleo tradicional de la tilde en el adverbio solo y en los pronombres demostrativos no cumplían el requisito fundamental para justificar esa virgulilla diacrítica, que sería el de objetar palabras tónicas o acentuadas a expresiones átonas o inacentuadas iguales, ya que, subrayaban, tanto solo como los demostrativos son siempre registros tónicos en cualquier caso.
Sentenciaban que por recomendación general no tildar ya más esas palabras.
Aconsejaban que las posibles confusiones se resolvieran por el propio contexto comunicativo, “en función del cual solo suele ser admisible una de las dos opciones interpretativas”.
“Los casos reales en los que se produce una ambigüedad que el contexto comunicativo no es capaz de despejar son raros y rebuscados, y siempre pueden evitarse por otros medios, como el empleo de sinónimos (solamente o únicamente, en el caso del adverbio solo), una puntuación adecuada, la inclusión de algún elemento que impida el doble sentido o un cambio en el orden de palabras que fuerce una única interpretación.»
El argumento de los académicos para esta modificación, entonces incluida en su Ortografía fue «buscar la máxima simplificación de la norma», pues aseguraban de que los casos de ambigüedad eran escasos y fáciles de descifrar.
En 2013, fue significativo el rechazo a esta modificación por parte del lingüista y filólogo español y responsable académico entre 2009 y 2015 Salvador Gutiérrez que reconoció que el seguimiento de la novedosa norma ortográfica era desigual y que la acentuación de solo y este se seguían utilizando tanto en la prensa escrita como en los libros de texto.
Su opinión fue lapidaria y muy probablemente daba la razón a los disconformes.
«En la ortografía no hay que adaptar posturas contundentes, sino tratar de reorientar los usos.»
Tras que los «puristas» del lenguaje y la vieja ortodoxia lingüística hicieran caso omiso de la nueva reglamentación ortográfica para la palabra solo, la RAE echó para atrás su imposición de aquel apartado número cinco de su normatividad ortográfica que tanta polémica desató y ha decidido que el adverbio solo y los demostrativos este, ese y aquel puedan ser nuevamente acentuados si es que existiera confusión.
En reunión plenaria de la Academia se decidió modificar la redacción del Diccionario Panhispánico de Dudas (DPD) en la norma que establece la «escritura del adverbio solo sin tilde diacrítica”.
Trascendió que el ideario no cambiará en su naturaleza y el tan controvertido enunciado como seguirá sin tildarse, tanto como adverbio como adjetivo, mientras no se presente ambigüedad alguna.