Soy indígena, soy mujer; soy Rigoberta Menchú.
La primera mujer indígena en ganar el Premio Nobel de la Paz nos enseña que los derechos se ganan con respeto, tolerancia y amabilidad. La respuesta a la violencia es la paz, tiene un mayor impacto, el mundo se conquista desde los hogares, pues la madre es el ser más poderoso para cambiar el mundo.
“Una mujer con imaginación es una mujer que no sólo sabe proyectar la vida de una familia, la de una sociedad, sino también el futuro de un milenio”
Nieta de los mayas, admiro a mis ancestros porque hablo con ellos, vivo en sus enseñanzas saludando al sagrado día, y creo que el ser humano debe de ser libre como las aves, esos pájaros que emigran con libertad por el mundo sin ser discriminados.
“La paz no es solamente la ausencia de guerra; mientras haya pobreza, racismo, discriminación y exclusión difícilmente podremos alcanzar un mundo de paz”
El ser humano no tiene por qué pelar contra la diversidad, nos deshumaniza el hacer diferencias, la cultura del miedo existe en las victimas. Los victimarios desaparecieron la memoria de mi madre, la secuestraron y no la volví a ver más. Mi padre fue quemado vivo en Guatemala en la masacre de la embajada española, y no dejo de sentir el dolor, eso fue en el 1980 y yo he decido no ser una víctima más a pesar de sentir impotencia. Mi respuesta fue pacifica, con el dialogo y la compasión se llega más lejos que con la violencia.
Vivimos en una agonía social, yo me basé en las enseñanzas de mis padres mayas quienes eran guías espirituales, si como mujer quiero ser cómplice de una esperanza no me puedo quejar, mi misión es ser una mujer fuerte y aunque por desgracia para la paz, la educación y la lucha de los derechos humanos no hay presupuesto, nosotros tenemos que hacer esa lucha y hoy es el mejor día para empezar.
“A nosotros los mayas nos enseñan desde pequeños que nunca hay que tomar más de lo que necesitas para vivir”
El sistema jurídico de los pueblos indígenas es buscar soluciones pacíficas, hay mediación, hay alianza, pero la visión externa estigmatiza a nuestros pueblos y los hace ver como barbaros, nosotros tenemos respeto por la tierra, cosa que no pasa con el sistema occidental.
A veces uno piensa que la humanidad aprendió mucho, pero no, hay errores que se repiten, el ser humano tiene que recuperar su identidad, su espiritualidad, y sobre todo su dignidad. Creo en los valores que enseñaban nuestros abuelos, nuestros antepasados, la convivencia debe ser pacífica.
“Nuestra historia es una historia viva, que ha palpitado, resistido y sobrevivido a siglos de sacrificios”
La violencia contra la mujer es un reto para las sociedades, Rigoberta Menchú en favor de la paz participó en varias campañas pacificas que denunciaban el régimen guatemalteco contra los campesinos indígenas, denunciando la situación de la mujer, luchando por la igualdad y la buena convivencia.
En su legado nos deja claro que usa sus dos apellidos, pues honra el nombre de su padre y de su madre con el mismo respeto, no cree en las etiquetas ni en la supremacía. Los grupos minoritarios suelen estar solos allá afuera sino encuentran comprensión de otras personas, tenemos que involucrarnos todos en la unidad, sin permanecer separados o sentirnos diferentes, la clave de la igualdad es aceptarnos con nuestras diferencias.
Rigoberta Menchú Tum, es un símbolo de los derechos humanos, denuncia los genocidios y las desventajas de este mundo deshumanizado, respeta a la madre tierra, en sus variados libros nos cuenta quien es y cómo el camino de la paz le ha hecho sobreponerse a todo dolor.